Dos días después del bombardeo masivo por parte de Israel en los suburbios del sur de Beirut, las imágenes del lugar evocan un escenario apocalíptico. Donde antes había edificios residenciales, ahora solo hay escombros y cráteres gigantes. Metros más abajo, en su subsuelo, se localizaba el objetivo de los ataques israelíes: el cuartel general de la milicia chií Hezbolá donde se ocultaba a su líder, Hasan Nasrala.
Tanto Nasrala como “más de 20” miembros del grupo libanés murieron en ese ataque sin precedentes, en el que Israel llegó a lanzar 80 bombas durante varios minutos sobre los edificios bajo los que se encontraba el bunker del jefe de la milicia.
En palabras del Ejército israelí, el cuartel de Hezbolá se encontraba “en el corazón de Beirut, incrustado bajo edificios civiles“, lo que para ellos es una demostración inequívoca de que “Hezbolá se esconde entre civiles, poniendo en peligro la vida del pueblo del Líbano”.
A escasos 53 metros de esos edificios residenciales donde el Ejército israelí ha logrado descabezar a la dirección militar de Hezbolá se encontraba una escuela de Naciones Unidas, tal y como han mostrado las Fuerzas de Defensa de Israel en un mapa.
Este domingo, algunos ciudadanos de Beirut se han acercado hasta la zona cero del bombardeo, que todavía emanaba humo, y han observado entre esa neblina los restos donde antes se elevaban varios edificios.
Los suburbios del sur de Beirut, conocidos como el Dahye, constituyen el bastión de Hezbolá, y por ese motivo Israel no ha dejado de bombardearlo permanentemente durante todo el fin de semana.
No obstante, el ataque del viernes ha sido el más letal para la milicia chií, ya que no solo ha muerto su líder, sino otros altos cargos. Incluyendo a Nasrala, el Ejército de Israel dice que ha terminado con al menos ocho principales comandantes militares de la milicia, como Ali Karaki, muerto el viernes, o el comandante Nabil Qaouk, que murió el sábado en otro ataque en el mismo barrio de la capital libanesa.
Por este motivo, el barrio se ha convertido en la viva imagen de la destrucción: esqueletos de edificios, coches calcinados y semienterrados entre escombros, y muchos residentes de Beirut contemplando el lugar donde días antes llevaban una vida normal.
En las últimas dos semanas, Israel ha lanzado una serie de ataques sin precedentes contra los principales bastiones de Hezbolá en Beirut y otros puntos del Líbano, que dejan ya más de un millar de muertos, 6.000 heridos y alrededor de un millón de desplazados internos, según datos oficiales.