Es uno de los sucesos más escalofriantes y truculentos de los últimos años. Desde el pasado 3 de septiembre, el Tribunal de los Criminal de Aviñón (Francia) acoge el mayor macrojuicio de los últimos años en Francia. El caso contra Domique Pélicot, el septuagenario que drogaba a su esposa para ofrecerla a decenas de violadores, sigue su curso y podría alargarse hasta Navidad. Ante el juez Roger Arata se sientan otros 50 coacusados, los hombres que acudían a la casa del monstruo de Mazan para practicar relaciones sexuales con Giséle, siempre en estado semiinconsciente, y que fueron identificados gracias a las imágenes y vídeos que Pélicot atesoraba en diversos dispositivos.
“Sabía que si me arrestaban solo tenía que sacar las migas de pan de mis discos duros”, dijo el principal acusado durante un testimonio en el que pidió perdón a su ya exmujer entre sollozos y se calificó a sí mismo de “violador”. Aunque esta semana el proceso se ha centrado, concretamente, en seis de los coacusados. Andy R., Joan K., Hugues M., Husamettin D., Mathieu D. y Fabien S. han sido los primeros en dar testimonio. Todos ellos, durante esta semana, han dejado clara la indiferencia que sintieron ante el hecho de que la mujer estuviera dormida, es decir, que no diera su consentimiento.
“En la emoción del momento no me di cuenta”, declaraba Fabien S, de 39 años, este mismo jueves, que también dijo que nunca tuvo intención de violar, algo a lo que se aferra la defensa de la mayoría de acusado. Según France Bleu, cuando la Policía acudió a detenerle en 2021, se escondió en la habitación de una de las hijas de su pareja, que estaba embarazada, después intento escapar en el traslado a comisaría. En su historial criminal: hasta 17 detenciones por violencia machista y agresión sexual a una menor.
Husamettin D. también testificaba este jueves. El hombre, de 43 años y habitual de locales swingers, contó con detalle cómo fue el primer contacto con Pélicot, también el momento de la agresión. “Me contó sus fantasías y que su esposa era tímida y sumisa. Me dijo que iba a fingir que estaba dormida”, afirmó. “Parece que tu esposa está muerta”, le dijo a Pélicot cuando se dispuso a violarla, algo que ha reconocido pese a también decir que no tenía esa intención. “¿Pero cómo puedo pensar que un hombre pueda hacerle eso a su esposa?”, dijo entre lágrimas ante toda la sala.
El más joven: 22 años
Durante esta semana los expertos en psicología forense han ido dando detalles de cada uno de los hombres que se sientan ante el juez por violación agravada, penada con 20 años de cárcel. Entre ellos, Joan K., un joven de 26 años que cuando cometió la agresión tan solo contaba con 22. “Tiene un carácter depresivo”, detallaba este martes Julien Del Volta, uno de los especialistas en perfiles de personalidad. El joven, casado con una influencer con la que tenía una relación tóxica, se perdió el nacimiento de su primera hija por consumar la violación. Había ido dos veces a la casa de Mazan, planeaba una tercera.
“No la presté atención a su cara, solo a su cuerpo“; “creía que estaba tratando con una pareja que quería hacer un trío”; “me dijo que no reaccionaba porque estaba borracha”… estas han sido algunas de las frases que se han podido escuchar durante estos días, la mayoría de ellas sacadas de las primeras declaraciones de los coacusados y de sus estudios psicológicos, en los que también han declarado familiares y amigos de los procesados, la mayoría los defienden.
¿Una tercera víctima?
El foco también se ha centrado en Hugues M., de 39 años, y que no reconoce los hechos que se le imputan. En todo momento ha mantenido que él pensaba que estaba ante una pareja liberal y que no sabía nada de lo que Pélicot hacía. Una de sus exnovias se sentaba ante Arata para reconocer que cuando descubrió que su el hombre estaba detenido pensó en que había sentido “mareos y ausencias” durante meses. Incluso se le realizaron pruebas toxicológicas para comprobar si había sido víctima de sumisión química, pero los hechos se produjeron dos años antes y no se encontró nada.
Entre los coacusados que han declarado esta semana también estaba Andy R., de 37 años, que explicaba que Pélicot le dijo que ella le estaba esperando. Aún así, es uno de los 15 imputados que admiten los hechos de violación agravada. Adicto al alcohol y padre de tres hijos, tras salir de la cárcel con antecedentes por la violación a Gisèle volvió a ser detenido por violencia contra su pareja.
Por su parte, Mathieu D., de 53 años y padre de dos hijos, explicaba que siempre pensó que se trataba de una puesta en escena. Según él, Dominique Pélicot le había dejado claro que su esposa estaría “dormida con somníferos administrados por él” porque la pareja “vería los vídeos juntos”. Aunque admite los hechos, señaló que tuvo conocimiento de lo que había sucedido cuando fue detenido. “No tengo excusa”, añadió.
La polémica con Arata
Por otro lado, el magistrado Roger Arata tomaba este jueves la decisión de que los vídeos y fotos de las agresiones solo se proyectaran en presencia de los procesados y los letrados de las partes, previa evacuación del público y de los periodistas presentes en la sala, después de que le pasado viernes ya se vaciara la sala ante “la naturaleza impactante e indecente de las imágenes”. Algo que ha causado polémica en Francia. “La difusión de los vídeos no será sistemática”, señalaba este jueves el juez.
En este sentido, la Asociación de Prensa Judicial (APJ) condenaba la decisión, que considera que falta contra la libertad de prensa, y denunciaba en un comunicado los métodos abusivos y despectivos utilizados por el presidente del tribunal. Los únicos que se habían negado a las proyecciones eran los abogados defensores, mientras que la propia Giséle había pedido que se difundiera todo públicamente. “Quería abrir las puertas de la sala porque no espera nada de este proceso, su vida ya está destrozada“, reconocía uno de los abogados de la víctima, Antoine Camus.