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Altagracia Salazar
La semana pasada recibí tres cuadros de distintos orígenes donde se atacaba la decisión del gobierno actual de establecer aranceles para proteger la producción nacional de arroz.
Esos cuadros ponen en evidencia la productividad y eficiencia de Estados Unidos y Nicaragua en comparación con los productores dominicanos.
En República Dominicana hay productores arroceros que tienen la misma productividad que sus pares gringos o nicas, pero no son la mayoría. Todavía y quizás hay que decir que gracias a Dios, la mitad del consumo nacional de arroz la siguen produciendo pequeños y medianos productores de la reforma agraria que ya por las extensiones de sus predios, ya por el acceso a tecnología no se pueden comparar con sus pares en Estados Unidos.
Esos pequeños productores que no pueden competir en el mercado mundial mantienen a sus familias y garantizan que por volumen el país mantenga la autosuficiencia arrocera y con ello la seguridad alimentaria de la población dominicana y en menor medida de la de Haití.
Quienes insisten en la desprotección siempre presentan los números de cuando los grandes productores mundiales tienen excedentes y se guardan los periodos de escasez cuando un producto por cualquier causa sube de precio en el mercado mundial.
El colega Mario Méndez del diario HOY llama la atención sobre lo que está pasando con la leche y yo tengo varios días hablando sobre lo que está pasando con el café.
Durante décadas escuchamos que media isla pequeña no podía o no debía mantener explotaciones ganaderas ineficientes. Los neoliberales y ultraliberales están fascinados con esa palabra: ineficiencia.
Hoy cuando los precios de la leche y sus derivados duplican los precios locales no hay comerciante ni importador hablando del tema.
Qué habría pasado si no tuviéramos ganadería se pregunta Méndez y quizás debemos preguntarnos quienes tenemos una mirada más allá de nuestros beneficios personales o particulares.
Y hace la pregunta porque la leche y sus derivados tienen precios records en el mercado mundial. Como lo tiene el café.
En fin resistir las oleadas propagandísticas de los neoliberales es una tarea casi filosófica. Estados Unidos nunca ha dejado de proteger a sus productores, en Nicaragua están gritando por la entrada de arroz gringo y aqui se pretende lo mismo.