A José Mella Febles le apasionó el béisbol desde niño y esa relación abrió las puertas para que en el último cuarto de siglo haya imprimido su sello como pocos en el cambio drástico que ha sufrido la infraestructura de las Grandes Ligas en suelo dominicano con una inversión que supera los US$200 millones.
Mella, de 69 años, es un arquitecto que supera las cuatro décadas de experiencia; diseñando y construyendo apartamentos, residenciales, industrias, villas, hoteles y hasta aeropuertos en el país, Chile y Panamá, compaginándolo con la docencia universitaria.
En enero entregó la más reciente de las 16 academias en las que su empresa, JMF Arquitectos, ha intervenido, desde la asesoría hasta el dibujo o la construcción.
La de los Orioles de Baltimore, en Guerra, es una joya arquitectónica que impresionó hasta a expeloteros con largo recorrido como Ubaldo Jiménez y Nelson Cruz. Requirió de US$10 millones con tres estadios, gimnasio, jaulas de bateo, oficinas, dormitorios para 106 personas, un laboratorio con todas las facilidades para formar a futuros bigleaguers, en un área de 89,000 metros cuadrados.
Un viaje que comenzó a principio de siglo cuando identificó la necesidad que tenían los clubes de rentar ese tipo de instalaciones, en momento en que las inversiones en reclutamiento eran nueve veces más pequeñas a las de hoy.
Entonces adquirió un terreno de 50,000 metros cuadrados en Haras Nacionales (Villa Mella) y levantó una modesta academia que disponía de solo un estadio y medio de béisbol con capacidad para hospedar a 55 personas, entre jugadores y cuerpo técnico. Se llamó la Caribbean Baseball Academy, que inauguró en noviembre de 2005 y rentó por tres años a los Cardenales de San Luis.
“Empecé porque me gusta el béisbol. Compré esa tierra, poco a poco, cogí un préstamo y los Cardenales también me dieron un avance, en 2004. Era muy pequeñita, muy humilde, pero era de las primeras diseñadas por arquitectos. Antes era algún maestro constructor, un pelotero tenía un amigo o familiar que la hacía”, explica Mella a DL.
Cuando los Padres se abocaron a incursionar con fuerza en el mercado latinoamericano apelaron a él para que le diseñara los planos técnicos, de construcción y la supervisión de ese complejo que fue edificado por US$8 millones, en Palenque, San Cristóbal, e inaugurada en 2007.
Esa referencia abrió las puertas para que los Mets le entregaran todo el diseño a él y en 2008 se dio apertura a la primera academia que incluía la superficie sintética para béisbol en el país.
Tras estas llegaron las de los Piratas, Cachorros, Marineros, Diamondbacks, Dodgers (remodelación) y Gigantes. En la actualidad trabaja en la nueva que tendrá Tampa Bay, una que, según los reportes, superaría los US$20 millones, en Guerra.
Un cambio de enfoque
“Las academias han ido evolucionando desde ser el centro de jugar pelota a unos laboratorios científicos con alta tecnología; todo lo que es el radar, el Trackman, HitTrax ya esto se ha convertido más en una ciencia que en un deporte”, dice Mella, egresado de la UNPHU en 1977 y con especialidad en España.
Cuando los Dodgers inauguraron la primera academia privada de equipo en el país, Campo Las Palmas, en 1987, destinaron US$750 mil. Hoy, complejo privados donde se forman prospectos para firmar reúnen muchos más prestaciones. Cuando el club californiano actualizó su “factoría” en 2017 tuvo que destinar US$8 millones, una parte importante en tecnología.
“Todas las academias tienen laboratorios de videos, todos los estadios tienen una cantidad enorme de aparatos que miden la velocidad… se ha convertido en algo complejo”, dice Mella.
Con sus hijas Amelia, también arquitecta, y Mariel Mella Lora, administradora, integrada a la empresa la firma ha ganado un reconocimiento que la ha convertido en una referencia en la industria de edificaciones deportivas en el país.
Acaba de diseñar el Centro de Alto Rendimiento que ampliará la Federación Dominicana de Fútbol en San Cristóbal, un proyecto que la FIFA apadrinará y que para los trabajos de este año erogará RD$220,3 millones.
La razón que llevó a los clubes a construir
Hasta 2005, la mayoría de organizaciones rentaban complejos; Dodgers (Guerra) y Atléticos (La Victoria) eran entre las excepciones. Entonces, Baseball City, en Boca Chica, era el epicentro, con seis clubes instalados allí.
Se trataban de complejos que ofrecían el espacio para la práctica básica del juego y alojamiento, pero quedaban pequeñas al nuevo enfoque de la industria.
“Casi todas las nuevas construcciones son propietarios, porque ellos están exigiendo sus requerimientos. La de Baltimore es una excepción, pero nos contrataron para garantizar todo el expertise, la experiencia. Ellos se involucran porque quieren las cosas a su gusto, con una serie de exigencias en los gimnasios, en los training rooms, aulas, que antes no se tomaban en cuenta”, explica Mella. “Ahora sí, porque los jugadores, porque por el índice de los que llegan a Grandes Ligas los equipos se han volcado a darle educación para aquellos que no puedan lograrlo; bachiller, inglés, hay un cambio grande, hay una inversión, el mantenimiento de una estructura así solo lo pueden garantizar los equipos”.