Un fusil y una pistola fueron ocupadas a José Antonio Figueroa, conocido como Kiko La Quema, momentos después de que éste fuera ultimado por una patrulla de la Policía Nacional en Cambita, provincia San Cristóbal.
Según el cuerpo del orden, Kiko La Quema utilizó estas armas para atacar a los oficiales, por lo que estos se vieron en la obligación de repeler el ataque a tiros del hasta hoy prófugo de la justicia.
Los agentes del orden actuaron bajo la “Operación Montaña”, la cual, según la Policía Nacional, fue puesta en marcha para desmantelar la peligrosa estructura criminal que por años operó desde San Cristóbal.
La banda que presuntamente comandaba Kiko La Quema está acusada de cometer homicidios, robos, secuestros, sicariatos, microtráfico de drogas, cobros compulsivos, extorsión, tráfico de armas, invasión de terrenos y lavado de activos.
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Varios de sus miembros se encuentran tras las rejas, al dictárseles prisión preventiva por sus actividades delictivas y están a la espera de que concluyan las investigaciones para que inicie un juicio o sean descargados.