Era el medio tiempo de las semifinales del College Football Playoff, y Texas perdía por solo un touchdown ante Ohio State, el eventual campeón nacional. Quinn Ewers no necesariamente jugaba mal, pero los fanáticos de Longhorns ansiaban ver al número 16 bajo centro. Solo habían vislumbrado a Arch Manning —dos aperturas contra oponentes superados al inicio de la temporada—, pero los aficionados de Texas estaban convencidos de que él podía guiarlos a la victoria. “Caminaba por el Cotton Bowl en el medio tiempo y me detuvieron 15 o 20 fanáticos de Texas, la mayoría bastante jóvenes, que me gritaban: ‘¿Por qué Quinn Ewers sigue en el juego?'”, recordó Paul Finebaum, analista de ESPN e historiador del fútbol americano universitario, en una entrevista telefónica. Más tarde añadió: “Existía la percepción, y francamente yo compartía esa opinión, de que si Arch Manning hubiera ingresado en el juego contra Ohio State, el resultado muy probablemente habría sido diferente”.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**


