San José (Costa Rica), 10 jun (EFE).- La Antártida, una zona clave para la vida en el planeta, está sufriendo las consecuencias de la crisis climática, ante lo cual requiere de un esfuerzo global para su protección, así lo afirmaron el fotógrafo, realizador y escritor John Weller, y el asociado senior de la organización no gubernamental The Pew Charitable Trusts, Nicholas Kirkham, durante el evento de acción oceánica ´Inmersos en el cambio´ en Costa Rica.
«Todos necesitan entender que la Antártida es verdaderamente el centro de nuestro sistema climático y oceánico», expresó Weller, quien ha dedicado su vida profesional a mostrar lo que ocurre en la Antártida y a promover los esfuerzos para su protección.
Tras 10 años de no visitar la zona, en enero pasado Weller regresó y observó cambios «abrumadores» y «profundamente atemorizantes» como los glaciares que se han teñido de rosado debido la presencia de algas provocada por el aumento de las temperaturas o las caídas explosivas de hielo y la desaparición de pingüinos.
El océano Antártico es un ecosistema único en el planeta y extremadamente sensible a los efectos de la crisis climática, pero el calentamiento global está provocando que la capa de hielo de la Antártida sea cada vez más inestable, lo que podría tener consecuencias catastróficas en las zonas costeras del planeta por el aumento del nivel del mar.
Weller explicó que a este ritmo y si no se toman medidas urgentes, es posible que en 300 años el nivel del mar aumente 10 metros, lo que causaría graves consecuencias en todo el mundo.
Las aguas de la Antártida son cruciales para mantener la salud del resto de los océanos, eso gracias a su fauna marina donde, por ejemplo, el krill antártico que juega un papel fundamental en la absorción de carbono o también la corriente circumpolar que ayuda a mantener la biodiversidad marina en todo el mundo a través del transporte de nutrientes vitales.
Cooperación internacional
La Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos del Antártico (CCAMLR, por su siglas en inglés), creada en 1982 y que actualmente integra a 25 países como Rusia, China, Ucrania y Estados Unidos (más la Unión Europea), está analizando propuestas para conseguir nuevas áreas marinas protegidas.
La idea es crear un escudo de protección en torno a la Península Antártica, un ambicioso proyecto que empezó a tomar forma en 2016, cuando fue concebida una enorme reserva marina en el mar de Ross, con 1,55 millones de kilómetros cuadrados.
«La porción oeste de la Península Antártica sufre una pérdida de hielo que tiene implicaciones para el nivel del océano, pero también implicaciones para hábitats de especies claves como el krill de la Antártida que forma la base de casi toda la vida en el continente. Hemos visto cambios más rápidos ahí que en otra zona de la Antártida y casi que en cualquier parte del mundo», apuntó Kirkham.
Por su parte, John Weller reiteró que la ciencia debe jugar un papel esencial para generar conciencia a nivel global y que los Gobiernos impulsen verdaderamente las iniciativas de protección, especialmente en el contexto actual de tensiones geopolíticas.
«Los científicos tienen todo ese increíble conocimiento sobre lo que pasa, qué debemos hacer y por qué, y depende de nosotros, los medios, las ONG tomar esa información y poner presión en los Gobiernos para que hagan lo correcto», manifestó.
EFE cuenta con el apoyo de The Pew Charitable Trusts en la elaboración de este contenido.