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Venezuela adelantó la Navidad a octubre, por obra y gracia del dictador Nicolás Maduro. Las fiestas les quedan, por tanto, ya lejanas. Y ahora, en Año Nuevo, tampoco tienen mucho que celebrar.
Las manifestaciones de chavistas y de opositores recorrerán las calles del país desde hoy en un ambiente de tensión ante una toma de posesión inédita a la que acudirán mañana dos candidatos: uno, apoltronado en el Palacio de Miraflores, y que defiende su triunfo en las elecciones sin enseñar un solo papel; y otro, que volverá a Caracas tras su abrupta salida y que llevará a una cohorte de expresidentes latinoamericanos a su alrededor como escudo humano.
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