El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, descartó este lunes que el atentado que sufrió el expresidente estadounidense Donald Trump vaya a tener consecuencias en México.
El futuro candidato republicano a la Casa Blanca resultó levemente herido el sábado en una oreja en un ataque durante un mitin en Butler (Pensilvania), donde murieron dos personas, un miembro del público y el agresor, Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años que fue abatido por las fuerzas de seguridad.
Preguntado en su conferencia diaria sobre si el atentado repercutiría en México, López Obrador aseguró que “no”, pues, “afortunadamente, no se asesinó al expresidente Trump”.
“Esto, a lo mejor, sí nos hubiese afectado, hubiese generado mucha incertidumbre en Estados Unidos y en el mundo, pues es algo aterrador y de mucho impacto”, sostuvo.
Trump fue evacuado a pie del escenario, pero con rastros de sangre en la oreja derecha.
El intento de magnicidio ha unido más a los republicanos en torno a la figura de Trump, al que muchos en su partido consideran un héroe por su rápida reacción tras sobrevivir al tiroteo, puesto que, mientras el Servicio Secreto lo evacuaba, levantó el puño en señal de victoria, en una imagen que quedará para la historia.
López Obrador fue de los primeros mandatarios que condenó el ataque al magnate, con un mensaje en sus redes pocos minutos después de conocerse la noticia: “Sea como sea reprobamos lo sucedido al expresidente Donald Trump. La violencia es irracional e inhumana”.
La futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que asumirá el próximo 1 de octubre, coincidió con el actual mandatario y agregó que “la violencia no lleva a ningún lado”.
López Obrador recordó el asesinato del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1994, Luis Donaldo Colosio, considerado el magnicidio más grave de México desde 1928, cuando mataron al presidente electo Álvaro Obregón.
Si bien Colosio aún no encabezaba el Gobierno, los candidatos del PRI ganaban las elecciones de manera prácticamente automática hasta el año 2000.
“Había mucha tristeza en el país y miedo, mucha incertidumbre. El asesinato de un dirigente tiene impacto, desde luego, en la relación política, en la vida pública de cualquier país y tiene una trascendencia también mundial”, desgranó.
Y, aunque asumió que, en democracia, “tiene que haber confrontación política”, descartó que la polarización signifique violencia.
“La violencia (…) produce miedo, desconfianza. Además, es muy inhumana. Porque en política podemos ser adversarios, pero no enemigos”, zanjó López Obrador.
Las elecciones mexicanas del pasado 2 de junio fueron, aparte de las más grandes de la historia del país, las más violentas, con al menos 30 aspirantes asesinados y más de 200 homicidios políticos.
Con información de EFE.
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