Si alguna vez hubo dudas sobre hasta dónde llegaría el Gobierno en el caso SeNaSa, la declaración del presidente Luis Abinader acaba de despejar el panorama: esto no se va a quedar en notas de prensa ni en discursos de ocasión. El mensaje del mandatario, directo y sin titubeos, dejó claro que aquí no habrá paños tibios, ni excepciones selectivas, ni blindajes afectivos. Y de paso, le dio vida a la frase que él mismo ha repetido varias veces y que hoy cobra un peso distinto: ‘Amigos sí, pero no cómplices’.
Porque esta vez no se trata de un escándalo cualquiera. Se trata de la institución que protege la salud de más de ocho millones de dominicanos. Y cuando el Presidente dice que recibió informes, ordenó una investigación inmediata, encontró indicios graves y los envió sin titubeos al Ministerio Público, está mandando un mensaje interno y externo a la vez:

—Interno: Para su propio Gobierno y su propio partido. Aquí nadie es intocable. El que falló, que se prepare.
—Externo: Para la opinión pública. La lucha contra la corrupción no es un eslogan; es un costo político que él está dispuesto a pagar.
Pero lo más relevante no está en la forma, sino en el fondo: Abinader instruyó que SeNaSa sea actor civil para recuperar hasta el último peso robado. Eso rompe con la vieja tradición de ‘bueno, ya lo sometimos, ahí quedó’. No. Ahora el mensaje es: si lo cogiste, devuélvelo.
La trama apenas comienza, pero lo que sí está claro es que la postura del Presidente cambia el tablero político. La corrupción no tiene colores —lo dijo él mismo— y con ese enfoque está empujando a todos los actores a definirse: ¿Están del lado del discurso o del lado de las consecuencias?
Al final, el caso SeNaSa puede terminar marcando un antes y un después en cómo el Gobierno enfrenta los hechos de su propia casa. Y si algo quedó claro con este pronunciamiento es que la impunidad no tendrá espacio… ni excusas… ni amistades que la salven.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


