Amazon, el gigante del comercio electrónico, ha sido sorprendido en una red de espionaje corporativo dirigido hacia sus competidores más cercanos. Una investigación exhaustiva llevada a cabo por The Wall Street Journal ha revelado que durante años, Amazon ha operado una empresa secreta llamada Big River Services International.
A través de ella se ha dedicado a vender productos en plataformas rivales como eBay y Shopify, todo con el propósito de obtener información privilegiada sobre el funcionamiento interno de dichas plataformas.
Operación Big River Services
La operación de Big River Services International ha sido descrita como una aparente empresa independiente que vende una amplia gama de productos a través de mercados de comercio electrónico bajo diversas marcas.
Sin embargo, lo que no se mencionaba en su sitio web es que en realidad era una subsidiaria de Amazon, diseñada para recopilar información sobre sus competidores. Esta empresa clandestina, nacida de un proyecto interno de Amazon llamado “Proyecto Curiosity” en 2015, utilizaba sus ventas en diferentes países para obtener datos sobre precios, logística y otros detalles de interés sobre los competidores de Amazon.
El modus operandi de Big River Services International era bastante astuto. Los empleados de la empresa asistían a conferencias de vendedores de sus rivales y se reunían con competidores sin revelar su verdadera identidad como empleados de Amazon. Utilizaban direcciones de correo electrónico externas y tomaban medidas extraordinarias para mantener en secreto su relación con Amazon, incluso llegando al extremo de difundir informes impresos en lugar de enviarlos por correo electrónico. Todo esto, respaldado por un documento interno de gestión de crisis que proporcionaba consejos sobre cómo responder en caso de que su encubrimiento fuera descubierto.
Prácticas cuestionables
La revelación de estas prácticas poco éticas ha generado un profundo revuelo en la industria tecnológica y comercial. Amazon, que siempre ha proclamado estar obsesionado con el cliente y centrado en ofrecer la mejor experiencia de compra en línea, ahora se encuentra bajo escrutinio por sus tácticas cuestionables para mantener su posición dominante en el mercado. A pesar de que la empresa ha intentado minimizar la gravedad de estas acciones, afirmando que la evaluación comparativa es una práctica común en los negocios, la magnitud de su espionaje corporativo no puede ser subestimada.
La estrategia de Big River Services International, aunque sofisticada en su ejecución, plantea serias preocupaciones éticas y legales. Si bien es cierto que la recopilación de información sobre competidores es una práctica común en el mundo empresarial, el hecho de que Amazon haya creado una empresa encubierta para espiar a sus rivales plantea interrogantes sobre los límites éticos del juego empresarial. Además, estas acciones podrían tener consecuencias legales, ya que el espionaje corporativo y la apropiación indebida de secretos comerciales son prácticas que pueden resultar en demandas legales y sanciones.
Este escándalo también arroja luz sobre el debate en curso sobre el poder y la influencia de las grandes empresas tecnológicas como Amazon. A medida que estas empresas continúan expandiendo su alcance y dominio en diferentes sectores de la economía, es crucial que se establezcan controles y regulaciones adecuadas para garantizar una competencia justa y equitativa en el mercado. Las acusaciones de comportamiento anticompetitivo y prácticas comerciales poco éticas solo refuerzan la necesidad de una mayor supervisión y transparencia en el sector tecnológico.
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