Su potente revés es solo una parte de su historia. Hace más de dos años, Amanda Anisimova tomó una pausa del tenis por salud mental. La estadounidense se alejó de las canchas durante ocho meses, desde mayo de 2023 hasta enero de 2024, para enfocarse en su bienestar personal. Mientras asciende en el ranking mundial con su impresionante juego -actualmente ocupa el puesto número 7-, las preguntas sobre su tiempo fuera de la competición continúan presentes.
Tras su victoria en sets corridos (6-3, 6-2) sobre Kimberly Birrell en el Louis Armstrong Stadium el martes, como cabeza de serie número 8, una de las preguntas en su entrevista en cancha abordó precisamente ese período. Anisimova no dudó en responder.

“Me gusta hablar de ello y sin duda es especial”, declaró Anisimova, quien llega tras una impresionante carrera hasta la final de Wimbledon. “Si puedo impactar positivamente la vida de alguien en ese sentido y si alguien se puede identificar conmigo de esa manera, eso me hace muy feliz. Es un tema recurrente, sin duda. Me siento honrada de poder hablar al respecto e intento ser lo más honesta posible. Si alguien me pregunta, siempre trato de responder de la mejor manera”.
Anisimova fue una sensación adolescente al alcanzar las semifinales del Abierto de Francia 2019 con solo 17 años. Se convirtió en la tenista estadounidense más joven en llegar a una semifinal de Grand Slam desde Venus Williams en el US Open de 1997.
En agosto de ese mismo año, perdió a su amado padre y entrenador, Konstantin Anisimova, debido a un ataque cardíaco. Durante los años siguientes, su juego se resintió y su bienestar se vio afectado.
La pausa resultó necesaria. Anisimova buscó ayuda profesional -continúa viendo a un terapeuta especializado en trauma que la ayuda con la ansiedad- y la tenista de 23 años considera que este apoyo ha sido fundamental para su exitosa temporada.
“Evidentemente, me fue de gran ayuda y estoy muy contenta con la decisión que tomé”, afirmó. “Claramente está dando frutos ahora y siento que tengo una perspectiva completamente nueva cuando entro en la cancha. Incluso en días normales de entrenamiento, creo que valoro el proceso mucho más que antes”.
Un ejemplo claro de esta nueva mentalidad fue cómo manejó su derrota ante Iga Świątek en la final de Wimbledon, un raro ‘doble bagel’. Anisimova se mostró emocionada después del partido, agradeciendo y disculpándose con los fanáticos de Wimbledon mientras derramaba lágrimas, elogiaba a su madre Olga, felicitaba a su oponente y expresaba su esperanza de volver a esa etapa.
“Cuando salí del vestuario, estaba feliz con cómo pude comportarme porque eso era lo único bajo mi control”, explicó.
Anisimova espera capitalizar su experiencia en Wimbledon durante el US Open. Nunca ha superado la tercera ronda, etapa que alcanzó en 2020, pero ahora se muestra mejor preparada para llegar a la segunda semana. Su alto ranking y su sólido desempeño en Wimbledon no generan presión adicional, insistió la tenista.
Por el contrario, lo ve como un impulso positivo: “Diría que es más emocionante. Estoy entusiasmada de estar aquí. Me siento bien, tengo confianza y me encanta jugar aquí. Así que, en todo caso, acepto dónde estoy y cuál es mi ranking cuando entro en la cancha, y trato de usarlo a mi favor. Me siento bien y estoy emocionada por avanzar a la siguiente ronda. Con suerte, podré seguir mejorando mi juego”.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


