RD.- Se cumplen siete años desde que la República Dominicana fue sacudida por uno de los crímenes más atroces de su historia reciente: el asesinato de Emely Peguero, una adolescente de 16 años que estaba embarazada de cinco meses.
Su trágica muerte sigue resonando en la conciencia colectiva del país, recordando la brutalidad de la violencia de género y la necesidad urgente de justicia y protección para las mujeres.
Se recuerda que la joven Emely Peguero fue reportada como desaparecida el 23 de agosto de 2017. Lo que comenzó como una búsqueda desesperada por parte de su familia, pronto se convirtió en una investigación criminal de alto perfil cuando su cuerpo fue encontrado dentro de un saco, oculto en una maleta, en la comunidad de La Guama, provincia Espaillat. La autopsia reveló que Emely murió a causa de una hemorragia interna provocada por un aborto inducido y un golpe contundente en la cabeza, que le causó un hundimiento del cráneo.
El caso tomó un giro aún más sombrío cuando Marlon Martínez, novio de Emely y el padre del bebé que ella esperaba, fue arrestado y posteriormente condenado a 30 años de prisión por homicidio voluntario, actos de barbarie y sustracción de menores. Su madre, Marlin Martínez, también fue condenada a cinco años de prisión por su complicidad en la ocultación del cadáver de la joven.
A pesar de las condenas, la familia de Emely, junto con gran parte de la sociedad dominicana, ha expresado un sentimiento de insatisfacción y dolor persistente. El caso no solo puso de manifiesto la vulnerabilidad de las jóvenes en el país, sino también las fallas en el sistema judicial y la necesidad de reforzar las medidas de protección.
En los años posteriores, la figura de Emely Peguero se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia de género. Marchas, vigilias y campañas de concienciación han mantenido vivo su recuerdo, mientras que organizaciones de derechos humanos y colectivos feministas continúan abogando por una mayor protección para las mujeres y niñas en la República Dominicana.
Este aniversario marca un momento de reflexión para el país, que aún busca sanar las heridas dejadas por este trágico crimen.
La familia de Emely, especialmente su madre Adalgisa Polanco, sigue luchando para que se haga justicia plena, recordando a la sociedad que la memoria de su hija no debe ser olvidada.
