En 2023, el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa) cerró con números positivos, registrando ganancias por 540 millones de pesos. Un año después, en 2024, el cuadro cambió radicalmente, mostrando pérdidas por 8,331 millones de pesos. Esta drástica variación representa un desplome financiero significativo. La pregunta central es: ¿qué ocurrió para que una institución que maneja el seguro de los más pobres, los envejecientes y quienes no pueden pagar clínicas privadas, pase en doce meses de ganar cientos de millones a perder más de ocho mil millones? Este resultado sugiere problemas de gestión o desorden. Las consecuencias de esta situación no las sienten los funcionarios, sino el afiliado cuando se retrasan autorizaciones, se ponen trabas, el sistema presenta fallas o el hospital informa que no hay cobertura. No se trata de una empresa privada que quiebra, sino del seguro del pueblo, el colchón de salud de millones de dominicanos. Si en 2023 hubo ganancias y en 2024 un déficit de más de 8 mil millones, no fue el afiliado pobre el responsable de esa diferencia. **REDACCIÓN FV MEDIOS**
