La capa de ozono es una frágil franja de gas que protege la Tierra de los efectos nocivos de los rayos solares, sobre todo de la radiación ultravioleta, con lo que contribuye a preservar la vida en el planeta.
El uso durante años de ciertos químicos, como los hidro-fluoro-carbonados, (HFC) los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) para la refrigeración y como propelentes de aerosoles, la había dañado y llegó a poner en peligro la existencia del ser humano y de los seres vivos del planeta.
De hecho, el adelgazamiento y los agujeros de la capa de ozono son la causa del “efecto invernadero”, un aumento del calor que provoca el crecimiento del nivel del mar, y el paso de los rayos ultravioletas, que pueden llegar a causar cáncer de piel, entre otras consecuencias.
Fue en 1994 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 16 de septiembre como el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, en conmemoración de la fecha de la firma, en 1987, del Protocolo de Montreal sobre sustancias que la dañan.
En 2007 se decidió acelerar el proceso de reducción y eliminación del uso de CFC y HFC y el 16 de septiembre de 2009, la Convención de Viena y el Protocolo de Montreal fueron los primeros tratados de la historia de la ONU universalmente ratificados.
Si bien el Protocolo de Montreal tuvo éxito, faltan políticas más intensivas para reducir las sustancias que dañan la capa de ozono. Los acuerdos proyectan eliminarlos en 2030 en los países desarrollados y en 2040 en los países en desarrollo.
Pero si bien estos acuerdos están firmados por todos los países miembros de la ONU, no existen sanciones concretas para los que los incumplan, lo que los hace inefectivos.
Lo que puede hacer la población para cuidar la capa de ozono es limitar al máximo o no utilizar aerosoles de insecticidas, pinturas, cosméticos, limpiadores y otros; no usar aislantes que contengan CFC, no usar demasiado el automóvil, caminar o transitar en bicicleta las distancias cortas.
Las comunidades deben exigir a las autoridades que sancionen leyes y normas que limiten o prohíban el uso de sustancias dañinas para la capa de ozono, porque es la supervivencia del planeta y de la especie humana lo que está en peligro.