El juicio contra Dimitrios Pagourtzis, un estudiante acusado de matar a 10 personas en Texas en 2018, reanudará este lunes sus deliberaciones, las cuales se centrarán en si los padres deben ser considerados responsables de los daños causados.
La demanda, que fue presentada por las víctimas, busca obtener al menos $1 millón de dólares en daños y perjuicios. Alegó que los padres, Antonios Pagourtzis y Rose Marie Kosmetatos, no brindaron el apoyo necesario para la salud mental de su hijo y no tomaron medidas suficientes para evitar que tuviera acceso a las armas.
Clint McGuire, quien representa a algunas de las víctimas, enfatizó durante las declaraciones finales en la sala del tribunal de Galveston: “Fue su hijo, bajo su techo, con sus armas, quien cometió este tiroteo masivo”.
De acuerdo con las autoridades, Pagourtzis, de 17 años en ese momento, mató a tiros a ocho estudiantes y dos profesores. El caso penal está suspendido desde noviembre de 2019 debido a la incompetencia declarada de Pagourtzis para ser juzgado, quien está recluido en un centro de salud mental estatal.
Lori Laird, abogada de los padres de Pagourtzis, argumentó que el colapso mental de su hijo no era previsible y que él les ocultó sus planes para el tiroteo. Afirmó también que los padres guardaban sus armas de fuego bajo llave y no contribuyeron directamente al acto violento.
El caso actual es similar al de Jennifer y James Crumbley en Michigan, que fueron condenados a al menos 10 años de prisión como los primeros padres condenados por un tiroteo masivo en una escuela en Estados Unidos. Sin embargo, los padres de Pagourtzis no enfrentan cargos penales por el momento.
La denuncia fue formalmente presentada por familiares de siete de las personas asesinadas y cuatro de las 13 que resultaron heridas en el ataque de Santa Fe.
Con información de The Associated Press
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