Los adolescentes de hoy en día ya no se conforman con el clásico desodorante, sino que han adoptado una nueva tendencia llamada «smellmaxxing». Esta práctica consiste en invertir la mayor parte de su dinero de bolsillo en la adquisición de perfumes de lujo, con el objetivo de proyectar una imagen de madurez, confianza y estatus. Originaria de los Estados Unidos, esta tendencia ha cruzado el Atlántico y ha comenzado a ganar adeptos entre los jóvenes europeos, especialmente gracias a la influencia de destacados «influencers» del mundo de la perfumería.
¿Qué es el «smellmaxxing»?
El «smellmaxxing» es una práctica que consiste en otorgar una gran importancia a la elección del perfume, centrándose principalmente en las marcas de lujo. Esta tendencia está liderada por influencers como el alemán Jeremy Fragrance, apodado el «Michael Jackson de los perfumes», o TheCologneBoy, un joven coleccionista de 17 años con 1,8 millones de seguidores en TikTok. Estos «influencers» brindan consejos sobre cómo elegir el perfume adecuado, cómo aplicarlo correctamente y cómo organizar una colección de fragancias en casa.
Incluso se recomienda tener varios perfumes según la ocasión: uno para ir al gimnasio, otro para ir a la escuela o uno especial para una cita. Por ejemplo, para ir al gimnasio se suelen aconsejar perfumes con notas frescas y revitalizantes, como cítricos o notas marinas, que mantengan una aura refrescante incluso durante las intensas sesiones de entrenamiento. En general, quienes practican el «smellmaxxing» eligen un perfume «signature» y lo complementan con otras fragancias para variar.
¿Por qué esta tendencia afecta particularmente a los jóvenes?
Los jóvenes influencers con millones de seguidores están alcanzando a un público cada vez más joven. Incluso en la escuela secundaria, algunos adolescentes reservan su dinero de bolsillo para comprar el perfume de sus sueños. Lo llevan a la escuela y lo reaplican durante el día si la fragancia se desvanece.
Un estudio realizado por el banco de inversión Piper Sandler reveló que el gasto anual de los adolescentes en perfumes ha aumentado un 23% desde la primavera pasada en Estados Unidos. Marcas como Dior y Valentino también afirman haber ganado cuota de mercado entre los hombres menores de 18 años. Para estos jóvenes coleccionistas, usar un perfume de lujo se ha convertido en un signo de madurez y una forma de expresar su personalidad y estilo, y de sentirse adultos antes de tiempo.
Sin embargo, por falta de experiencia, algunos estudiantes de secundaria se rocían demasiado o mezclan fragancias demasiado diferentes, lo que puede provocar dolores de cabeza en clase. El «smellmaxxing» parece haber arraigado en la mente de muchos jóvenes la idea de que deben usar un perfume de varios cientos de dólares para ser «populares». Aun así, hay algo entrañable en esta tendencia, que recuerda que los adolescentes simplemente tienen prisa por crecer.
La importancia de la imagen y el estatus social
Para los adolescentes que practican el «smellmaxxing», el perfume se ha convertido en una herramienta para proyectar una imagen de madurez, confianza y estatus social. El uso de fragancias de lujo les permite sentirse más seguros de sí mismos y, en cierta medida, «adelantarse» a su edad.
Esta tendencia refleja la creciente preocupación de los jóvenes por su imagen y la percepción que tienen los demás de ellos. El perfume se ha convertido en un accesorio fundamental para destacar entre sus compañeros y ser considerados «populares» o «de éxito».
Incluso se ha llegado a crear una jerarquía informal entre los jóvenes en función de la marca y el precio de los perfumes que utilizan. Aquellos que pueden permitirse las fragancias más exclusivas son vistos con cierto respeto y admiración por sus pares.
La influencia de las redes sociales
Gracias a su amplia base de seguidores, estos «influencers» han logrado convencer a miles de jóvenes de que el uso de fragancias de lujo es la clave para proyectar una imagen de madurez y estatus. Sus vídeos tutoriales, reseñas y «hauls» de perfumes han alimentado el interés y la fascinación de los adolescentes por esta tendencia.
Además, las redes sociales han permitido que los propios jóvenes compartan y presumían de sus colecciones de perfumes, fomentando así una especie de «competición» por tener las fragancias más exclusivas y caras.