¿Por qué no tengo deseo por mi marido?

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¿Te has preguntado por qué ya no sientes deseo por tu marido? No estás sola. Muchas mujeres enfrentan esta situación en algún momento de su relación. La pérdida de deseo sexual puede deberse a factores como el estrés, problemas de pareja, cambios hormonales o experiencias traumáticas pasadas. Es crucial entender que el deseo sexual es una mezcla compleja de bienestar físico y emocional.

Causas psicológicas del bajo deseo sexual

La falta de deseo sexual es un problema común que puede estar influenciado por múltiples factores. Entre ellos, las causas psicológicas juegan un papel importante. Identificar y entender estas causas puede ser el primer paso para encontrar una solución efectiva.

Estrés y ansiedad

El estrés diario es uno de los mayores enemigos del deseo sexual. Frente a situaciones estresantes, el cuerpo libera cortisol, una hormona que puede disminuir la libido. Esto se traduce en menos energía y un menor interés en el sexo. La rutina, las preocupaciones del trabajo, problemas económicos, y las responsabilidades familiares pueden acumularse y afectar negativamente la vida sexual.

La ansiedad también tiene un impacto similar. Las preocupaciones constantes y los pensamientos intrusivos pueden hacer que sea difícil concentrarse en el momento presente, lo cual es crucial para disfrutar de la intimidad sexual. La ansiedad puede llevar a una espiral descendente donde la preocupación por el rendimiento sexual solo empeora la situación.

Para combatir el estrés y la ansiedad:

Practicar técnicas de relajación: yoga, meditación y ejercicios de respiración pueden ser útiles.

Tiempo de calidad: dedicar tiempo a actividades que disfruten juntos, como pasear o ver una película.

Comunicación abierta: hablar sobre los problemas puede aliviar la carga emocional.

Problemas de pareja

Las tensiones en la relación son otra causa frecuente de bajo deseo sexual. Las discusiones constantes, la falta de comunicación y la pérdida de conexión emocional son factores que contribuyen a la disminución de la libido. Cuando hay resentimiento o falta de confianza, es difícil sentirse cercano y deseado.

Algunos ejemplos de cómo los problemas de pareja pueden afectar el deseo sexual incluyen:

Conflictos no resueltos: los problemas sin resolver crean un ambiente de tensión que puede hacer que uno o ambos miembros de la pareja se sientan distantes.

Falta de comunicación: no hablar abiertamente sobre las necesidades y deseos sexuales puede llevar a malentendidos y frustraciones.

Rutina: la monotonía en la relación puede apagar la chispa del deseo.

Para mejorar la relación y, por ende, el deseo sexual:

Terapia de pareja: un terapeuta puede ayudar a abordar y resolver conflictos.

Nuevas experiencias: introducir novedades y sorpresas en la relación puede reavivar la pasión.

Escucha activa: prestar atención y mostrar empatía hacia las necesidades y deseos del otro.

Factores físicos que afectan el deseo

El deseo sexual puede ser influenciado por una variedad de factores físicos. A menudo, problemas médicos u otros tratamientos pueden tener un impacto significativo en nuestra libido. Es esencial conocer estos factores para poder abordarlos adecuadamente.

Condiciones médicas

El estado de salud general de una persona puede afectar su deseo sexual. Enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son algunas de las más comunes que afectan la libido. Estas enfermedades pueden causar cambios hormonales, fatiga y problemas vasculares que disminuyen el interés sexual.

Otras condiciones médicas que pueden influir en el deseo sexual incluyen:

Artritis: el dolor crónico y la limitación de movimiento pueden hacer que el sexo sea incómodo o no placentero.

Te podría interesar:

Cáncer: tanto la enfermedad en sí como los tratamientos agresivos, como la quimioterapia, pueden reducir significativamente la libido.

Hipertensión arterial: esta condición puede llevar a disfunción eréctil en los hombres y a una disminución general del deseo en ambos sexos.

Medicamentos y tratamientos

Muchos medicamentos, aunque necesarios, pueden tener efectos secundarios que afectan nuestro deseo sexual. Entre los más comunes están:

Antidepresivos: medicamentos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden disminuir la libido y dificultar el logro del orgasmo.

Antihipertensivos: fármacos usados para controlar la presión arterial alta, como los betabloqueadores, pueden disminuir la libido en algunos pacientes.

Antipsicóticos: estos medicamentos, utilizados para tratar trastornos mentales severos, también pueden tener efectos negativos en el deseo sexual.

Anticonceptivos hormonales: las píldoras anticonceptivas pueden afectar la libido de algunas mujeres debido a los cambios hormonales que inducen.

Es importante hablar con un médico si se sospecha que un medicamento está afectando la vida sexual. A veces, ajustar la dosis o cambiar a un medicamento diferente puede mejorar la situación.

Foto Freepik

La influencia del contexto y la rutina

El deseo sexual en una relación puede verse afectado por varios factores. Entre los más significativos están la rutina diaria y los cambios en el contexto de la pareja. Estos elementos pueden alterar la dinámica de la relación y disminuir el interés sexual. Es fundamental entender cómo estos aspectos interfieren en el deseo para abordar y solucionar el problema.

Monotonía en la relación

La monotonía es uno de los principales enemigos del deseo sexual. Cuando la relación cae en una rutina demasiado predecible, la emoción y la novedad se desvanecen, lo que lleva a una disminución del interés sexual.

Falta de novedad: cuando cada día se vuelve igual al anterior, la pareja puede dejar de sentirse emocionada o atraída. Imagina una comida favorita; si la comes todos los días, eventualmente te cansarás de ella.

Ausencia de sorpresa: la sorpresa es un componente importante del deseo sexual. La falta de espontaneidad y las actividades repetitivas pueden hacer que uno o ambos miembros de la pareja pierdan interés.

Proactividad sexual: mantener una actitud activa en la relación es clave. Iniciativas como planificar citas especiales, variar los lugares de encuentro sexual o incluso probar nuevas actividades íntimas pueden revitalizar la relación.

Cambio en la dinámica de pareja

Los cambios significativos en la vida de la pareja, como el nacimiento de un hijo o un cambio de trabajo, pueden afectar considerablemente el deseo sexual. Estos eventos alteran la rutina diaria y la dinámica de la relación:

Nacimiento de un hijo: la llegada de un bebé trae consigo noches sin dormir, estrés y menos tiempo para la pareja. Con este nuevo rol, tanto la madre como el padre pueden sentirse agotados y menos interesados en la intimidad.

Cambio de trabajo o mudanza: estos eventos también pueden generar estrés y cambios en la rutina que afectan el deseo sexual. El tiempo y la energía que solían dedicarse a la relación pueden verse reducidos, afectando la conexión sexual.

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Redistribución del tiempo: es importante que la pareja encuentre maneras de adaptarse y reservar tiempo para sí misma. Actividades simples como pequeñas citas o escapadas pueden ayudar a mantener la conexión y el deseo.

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Dany Levito
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