un sacerdote se niega a casar a una pareja porque no quieren tener hijos

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David y Violette, una pareja de la región de Oise, habían programado su boda para el 13 de julio. Después de los trámites civiles en el ayuntamiento, tenían previsto celebrar la ceremonia religiosa en la iglesia de su pueblo, Moulin-sous-Touvent. Sin embargo, a pocas semanas del gran día, el sacerdote encargado de preparar su matrimonio les comunicó que la Iglesia no podría oficiar la ceremonia.

Preparación matrimonial acelerada

La pareja había solicitado los servicios de la parroquia local para la preparación de su matrimonio, pero debido a los plazos ajustados, el cura los derivó a un proceso acelerado en la abadía de Ourscamp, a unos kilómetros de distancia. Allí, un sacerdote especializado de la Congregación de los Siervos de Jesús y de María se encargó de los encuentros con la pareja durante tres meses.

Cuestionario sobre hijos

Fue durante el sexto capítulo de la preparación, cuando se les preguntó sobre su deseo de tener hijos, que surgió el problema. Violette, la novia, explicó al sacerdote que padecía de endometriosis y que, por motivos de salud, no sabía si podrían concebir. Esta respuesta honesta selló el destino de su matrimonio religioso.

Decisión del sacerdote

Tras la última reunión el 25 de abril, el sacerdote tomó la decisión de suspender la preparación del matrimonio. Reiteró esta decisión por correo electrónico el 10 de junio y en una reunión con la responsable de la pastoral familiar el 12 de junio. La razón esgrimida fue la incertidumbre de la pareja sobre su capacidad de tener hijos.

Foto Freepik

Según el asesor del obispo de Beauvais, Julien Serey, la diferencia entre «poder» y «querer» tener hijos es fundamental para la Iglesia. Si una pareja no desea tener hijos, el matrimonio religioso «no puede celebrarse». En cambio, si la pareja no puede concebir, pero está de acuerdo, sí se les puede casar.

Raras negativas de la iglesia

Serey afirma que los casos de rechazo de matrimonio religioso por este motivo son muy raros, casi inexistentes, en la diócesis de Oise. Señala que, en el diálogo pastoral, a menudo las posiciones de las parejas evolucionan a lo largo del proceso.

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David y Violette se sintieron profundamente heridos por la decisión del sacerdote. Ella relata que, tras explicar su situación médica, «el rostro del hombre se cerró y lo detuvo todo. Había terminado». La alcaldesa del pueblo, Anne Brocvielle, calificó la situación de «brutal» y lamentó que la Iglesia «entre en su intimidad».

Posición del sacerdote

Por su parte, el sacerdote de la abadía afirmó que, en uno de los encuentros, la novia había dicho que no quería tener hijos. Sin embargo, la pareja niega rotundamente esta versión, asegurando que siempre expresaron su deseo de ser padres, aunque reconocen las dificultades que enfrentan.

Pese a la negativa de la Iglesia, David y Violette pudieron casarse civilmente el 13 de julio. Además, la alcaldesa organizó una «ceremonia laica» para que la pareja pudiera celebrar su unión con la comunidad.

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Veronica Pereira
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