Los demócratas rápidamente se han unido en torno a la vicepresidenta Kamala Harris como su probable candidata presidencial el domingo, después de la impactante decisión del presidente Joe Biden de retirarse de la contienda de 2024, una situación política volátil y de rápido movimiento a solo unos meses de las elecciones de noviembre.
Poco después de que Biden se hiciera a un lado, apoyó firmemente a Harris, que haría historia como la primera mujer negra y del sur de Asia del país en convertirse en la candidata presidencial de un partido importante.
Otros respaldos surgieron del expresidente Bill Clinton y Hillary Clinton, la primera candidata presidencial femenina importante, y destacados senadores estadounidenses, una amplia franja de representantes de la Cámara y miembros del influyente Caucus Negro del Congreso.
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Los posibles rivales para el puesto se convirtieron instantáneamente en partidarios de Harris.
Mientras los demócratas se organizan para enfrentar al republicano Donald Trump este otoño, Biden dijo que elegir a Harris como su vicepresidenta había sido la “mejor decisión” que había tomado. “Hagámoslo”, dijo.
“Mi intención es ganar esta nominación”, declaró Harris en un comunicado.
Sin embargo, la situación política y logística que se avecina para los demócratas sigue siendo algo incierta, ya que el partido que esperaba llegar a las elecciones de noviembre presentando a Trump como un líder cuasi autoritario y una amenaza para la democracia estadounidense, ahora debe reorganizar la parte superior de su lista en cuestión de semanas, antes de que comience la convención de nominación del partido el 19 de agosto.
Parecía estar creciendo una oleada de apoyo a Harris para liderar el partido (en cuestión de horas, la campaña de Biden cambió formalmente su nombre a Harris for President, lo que refleja que está heredando su operación política), pero hay notables reticentes.
El expresidente Barack Obama y la presidenta emérita Nancy Pelosi, a quienes se considera ampliamente como artífices de la retirada de Biden de la carrera, ya que les preocupaba no solo conservar la Casa Blanca sino también ganar el control del Congreso, no respaldaron explícitamente a Harris, y Pelosi está a favor de una primaria abierta para fortalecer a un candidato eventual.
Y el senador de Virginia Occidental Joe Manchin, que abandonó el Partido Demócrata a principios de este año para convertirse en independiente, está considerando volver a registrarse como demócrata para competir por la nominación contra el vicepresidente, según su asesor de larga data Jonathan Kott.
Los demócratas clave creen que Harris se beneficiaría de lo que algunos llaman una “miniprimaria”. Argumentan que una campaña primaria rápida mostraría al pueblo estadounidense, a los donantes del partido y a los escépticos que Harris es la mejor para el trabajo, y daría a los posibles contendientes la oportunidad de competir, o al menos debutar como posibles compañeros de fórmula.
Harris estaba haciendo llamadas a última hora del día a los legisladores del Congreso y acumulando apoyo, incluido el de la representante Annie Kuster de New Hampshire, presidenta de la Nueva Coalición Demócrata, un grupo moderado en el Capitolio, que respaldó a Harris el domingo.
El presidente del Comité Nacional Demócrata, Jaime Harrison, prometió un “proceso transparente y ordenado”.
En cuestión de meses, las votaciones anticipadas comenzarán y los demócratas no tienen tiempo que perder si quieren competir contra un Partido Republicano enérgico que ha acogido con agrado el regreso de Trump. Deben hacer un cambio rápido para unificar a un partido demócrata sacudido, reorientar todo un aparato de campaña en torno a una nueva fórmula presidencial y organizar el juego de campo para conseguir votos.
El equipo de Trump se enfrenta a su propio desafío, reorientando sus incesantes ataques, desde la edad de Biden (81 años), su resistencia y capacidad para gobernar, hasta un candidato demócrata aún por nombrar, que parece cada vez más probable que sea Harris. Entre los principales contendientes potenciales, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, ha dicho que no se presentará, y los gobernadores Gavin Newsom de California, Josh Shapiro de Pensilvania y Roy Cooper de Carolina del Norte respaldaron a Harris el domingo.
“Tiene lo necesario para derrotar a Donald Trump y liderar nuestro país de manera reflexiva e íntegra”, dijo Cooper en las redes sociales.
Antes del anuncio de Biden, los republicanos ya habían dado señales de su estrategia inicial de criticar a Harris como cómplice de apoyarlo, a pesar de sus errores, y están trabajando en impugnaciones legales para las elecciones de 2024.
“Harris no solo sería un desastre en la Casa Blanca, sino que también ayudó a Biden a encubrir su deterioro de salud mientras estaba en el cargo, lo que destruye su credibilidad”, dijo un comunicado del presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Whatley, y la copresidenta, Lara Trump.
Incluso con el respaldo de Biden a Harris, ha habido un debate activo sobre su ascenso entre los pesos pesados demócratas: legisladores, donantes adinerados y ex funcionarios de alto rango de las administraciones de Biden, Obama y Clinton, según un demócrata con profundos vínculos con la administración Biden-Harris.
La persona, que habló bajo condición de anonimato para discutir conversaciones internas, dijo que una miniprimaria ayudaría a Harris a sellar sus credenciales como una candidata fuerte y aguda y ayudaría a disminuir las críticas de que ha sido ungida de manera antidemocrática, algo que la campaña de Trump ya ha tratado de usar en su contra.
Pero para varios aliados y legisladores demócratas que inmediatamente apoyaron a Harris para que fuera nominada, sería insostenible que el partido pasara por alto lo que sería una candidatura histórica.
Aun así, otros demócratas han guardado silencio sobre apoyar a Harris o impulsar un proceso abierto.
Los donantes están dando su opinión. Chad Griffin, miembro del comité nacional de finanzas de la campaña y uno de los principales recaudadores de fondos demócratas en el área de Los Ángeles, dijo que el partido tiene suerte de tener a Harris. “Ella es la líder probada y de confianza que necesitamos para llevarnos a la victoria en noviembre”, dijo en un comunicado.
La convención demócrata en Chicago que se suponía que sería una coronación para Biden ahora se convierte en una contienda abierta en la que casi 4.700 delegados serán responsables de elegir un nuevo abanderado.
La carga inmediata recae sobre Harris, que debe consolidar el apoyo de los casi 4.000 delegados de los estados, territorios y el Distrito de Columbia, además de más de 700 de los llamados superdelegados, entre los que se incluyen líderes del partido, ciertos funcionarios electos y ex presidentes y vicepresidentes.
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