En la vida de uno hay personas y amores muy especiales y que marcan una inflexión imperecedera en nuestras vidas. He tenido ese privilegio: tuve un amor de intensa y tórrida pasión que supo, además de amarme mucho y de entregarse sin reservas, alimentar y contribuir a dos de mis pasiones más intensas, persistentes y fascinantes: la lectura y la escritura.
Quizás por ese referente y ese gran amor de juventud, que me dio, nunca olvido los libros que me regaló -Kafka, Borges, Cortázar….-; además de cartas, de bellas y grandes letras, que aún conservo como un tesoro del alma y de un amor único, a pesar de caminos bifurcados, errores, encuentros y desencuentros, y por qué no, fugaces besos y pasiones que nunca se resistieron…
Ni siquiera el tiempo y otros amores borraron del todo un amor que siempre ha estado latente, como negándose a perimir…
Yo no sé hacia dónde nos llevará este otoño o reencuentro: quizás a renovarnos; o quizás a cerrar este ciclo tan lacerante, recurrente e insondable…, pero lo que sí sé, por lo persistente de este amor, es que estoy tentado a dar mi última batalla -por ese amor-, así sea, enviando, vía whatsapp. mensajes y canciones que a veces lee y responde, deja en visto, ignora, pospone o semióticamente, sin un sí o un no. Como dejando incertidumbres, o esperanzas a medias….
Finalmente, lo que sea, viniendo de ellos -de esos amores; pero, sobre todo, de este último-, resignado, o no del todo concluso, en mi caso, lo aceptaré, siempre y cuando no me sentencie a su olvido o no saber que aún soy una opción de amor y ternura, a pesar del otoño. Anda, como canta, magistralmente, Lara Fabian -belga-canadiense (si no me equivoco, la más extraordinaria y exquisita intérprete de estos tiempos, pues canta en francés, italiano, inglés, alemán, español y ruso con melodiosa voz, dominio escénico y técnica-registro insuperable)-: ¡Quedate! (escuchen esa bellísima y nostálgica canción, y sabrán de qué letras, música y voz se trata: de “ángeles” y “abismo”….).
!Dios bendiga a esos amores inolvidables…!