Fingió más de 20 infartos para no pagar las cuentas de los restaurantes a los que iba a comer

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En el mundo de los restaurantes, es común encontrarse con clientes que intentan evadir el pago de sus cuentas. Sin embargo, algunos llevan esta práctica a un nivel extremo, como es el caso de un hombre de origen lituano que ha sido apodado como el «gastrojeta». Este individuo ha sido detenido en múltiples ocasiones en España por fingir infartos con el único propósito de no pagar sus consumos.

El modus operandi del «gastrojeta»

El hombre, identificado como Aidas J., de 50 años de edad, ha llevado a cabo su estratagema en más de una veintena de ocasiones. Su objetivo principal eran los restaurantes de ciudad, donde se hacía pasar por un turista ruso para evitar ser reconocido. Aidas seguía un patrón específico: comenzaba su pedido con una ensaladilla rusa, seguida de varios vasos de whisky de alta gama y finalizaba con un plato principal costoso, como un entrecot o una langosta. Luego, cuando llegaba la hora de pagar, fingía sufrir un infarto y se desplomaba en el suelo, esperando que el personal del restaurante le brindara asistencia médica y, en última instancia, no cobrara por sus consumos.

Los múltiples arrestos de Aidas J.

Las autoridades españolas ya estaban alerta sobre las acciones de Aidas J. desde noviembre del año pasado, cuando fue detenido por primera vez. Sin embargo, esto no detuvo al «gastrojeta» en su intento de engañar a los restaurantes una y otra vez. Su último arresto tuvo lugar el 19 de septiembre en el restaurante-tapería «El Buen Comer» en una ciudad conocida como Alicante. Después de disfrutar de una paella de mariscos y dos whiskies, Aidas intentó marcharse sin pagar. Sin embargo, esta vez el personal del restaurante se percató de sus intenciones y le impidió salir. Ante la negativa, el estafador simuló un infarto, pero esta vez el restaurante no cayó en su trampa y llamó a la policía.

El impacto en los restaurantes

El modus operandi del «gastrojeta» no solo afecta a los restaurantes en términos económicos, sino también en su funcionamiento diario. En el caso de «El Buen Comer», la situación causó un gran revuelo y el restaurante estuvo paralizado durante más de una hora mientras se resolvía el incidente. Carlos Gracia, administrador del establecimiento, comentó: «Estuvimos entre una hora y media y dos sin poder facturar, con el restaurante totalmente parado por el escándalo. Y eso nadie lo paga».

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La lucha contra el «gastrojeta»

A pesar de los múltiples arrestos de Aidas J., las autoridades se enfrentan a dificultades para imponer una condena más severa debido a la naturaleza de los delitos cometidos. Como las cuentas que debía no superaban los 75 euros, se consideran delitos menores. La falta de pago de multas tan bajas dificulta que se le imponga una pena de prisión más larga. A pesar de esto, los propietarios de los restaurantes estafados están considerando presentar una denuncia conjunta para que el «gastrojeta» permanezca encerrado por más tiempo y se haga justicia por las pérdidas económicas que ha causado.

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Veronica Pereira
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