Se hizo un descubrimiento en el Parque Estatal Sunset Beach, cerca de la frontera entre Oregon y Washington: una ballena de aleta de 46 pies de largo, una de las especies de ballenas más grandes del mundo, fue encontrada varada en la costa.
La ballena, que ya estaba muerta cuando fue descubierta, presentaba una escena preocupante con signos de demacración, enredo en lo que parecía ser una cuerda y heridas que se sospechaba que provenían de encuentros con otras especies de ballenas.
Tras el examen, los funcionarios de NOAA Fisheries West Coast realizaron una necropsia al macho subadulto de ballena de aleta, revelando su condición demacrada y sugiriendo que la ballena probablemente sucumbió a una enfermedad subyacente.
El equipo de necropsia está en el proceso de identificar una enfermedad específica que podría haber provocado la muerte de la ballena. Además, el examen confirmó la presencia de enredos, descritos como frescos y superficiales, e identificó heridas conocidas como “marcas de rastrillo“, indicativas de encuentros con orcas (orcas).
Estas marcas son el resultado de que las orcas usan sus dientes contra otros animales marinos, un comportamiento que puede variar desde juguetón hasta agresivo, siendo algunas lesiones bastante graves.
Marcas de rastrillo y el impacto del enredo en la ballena
Las marcas de rastrillo en las ballenas no son infrecuentes y normalmente se asocian con interacciones entre las orcas y otras especies marinas. El Centro para la Investigación de Ballenas explica que estas lesiones pueden variar significativamente en gravedad, y algunas pueden ser lo suficientemente profundas como para penetrar la carne.
El hecho de que la ballena de aleta estuviera enredada sugiere una capa adicional de estrés y daño potencial, resaltando los peligros que enfrentan los animales marinos debido a los objetos fabricados por humanos en su hábitat.
Con aproximadamente 11,000 ballenas de aleta en la región del noroeste del Pacífico, esta especie enfrenta numerosas amenazas según la NOAA, incluido enredo en equipos de pesca y choques con embarcaciones. Las ballenas de aleta, clasificadas como una especie en peligro de extinción, son ballenas barbadas que pueden vivir casi un siglo, alcanzando longitudes de hasta 85 pies y pesos de 80 toneladas.
La difícil situación de la población de ballenas de aleta
La ballena de aleta, también conocida como rorcual común y científicamente denominada Balaenoptera physalus, es el segundo mamífero más grande del planeta, superado solo por la ballena azul.
Habitante de los vastos océanos del mundo, incluido el Océano Pacífico, este impresionante cetáceo se caracteriza por su cuerpo largo y esbelto, que puede alcanzar hasta 27 metros de longitud y pesar hasta 80 toneladas.
La ballena de aleta es un migrante estacional que se desplaza entre áreas de alimentación en aguas frías y áreas de reproducción en aguas más cálidas. A pesar de su tamaño, son nadadores excepcionalmente ágiles, conocidos por su capacidad para romper la superficie del agua en un comportamiento conocido como “breaching”.
Sin embargo, la ballena de aleta enfrenta amenazas significativas de actividades humanas, incluida la caza furtiva para la obtención de su carne y aceite, así como los peligros del tráfico marítimo y la contaminación oceánica.
Estas amenazas han llevado a una disminución en su población, haciendo que la conservación de esta majestuosa especie sea una prioridad para asegurar su supervivencia en el Pacífico y más allá.
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