Tras la sentencia por 34 cargos de delitos graves del expresidente Donald Trump, lo que hace tiempo era un concepto remoto podría acercarse a una realidad sin precedentes; un expresidente de Estados Unidos encarcelado. No obstante, eso no ocurrirá pronto.
Un jurado de Manhattan falló en contra del republicano por 34 cargos de falsificación de registros comerciales en primer grado, un crimen, que de acuerdo con la ley del estado de Nueva York, conlleva una sanción que va desde libertad condicional hasta cuatro años tras las rejas.
Pero el magnate neoyorquino no es cualquier acusado. Si bien gran parte de los expertos piensan que una condena de prisión es poco probable, el juez que encabeza el caso, Juan Merchán, ha probado que se toma en serio los delitos de cuello blanco, fijando una sentencia para el próximo 11 de julio.
Si Merchán impone una pena que lleve a Trump a prisión (lo que se conoce como sentencia privativa de libertad) el exmandatario no sería un recluso común y corriente.
Esto se debe a una ley que exige que el Servicio Secreto de Estados Unidos protege a los expresidentes las 24 horas del día, lo que se traduciría que sus agentes tendrían que proteger al candidato republicano dentro una cárcel si fuera dictaminada su sentencia tras las rejas.
Inclusive antes de las declaraciones principales del juicio, el Servicio Secreto estaba en cierta medida planeado la posibilidad del encarcelamiento de un exejecutivo estadounidense.
En los días anteriores del inicio del juicio de abril, los fiscales solicitaron al juez que le recordara a Trump que los ataques a los testigos y los integrantes del jurado podrían llevarlo a prisión incluso antes de emitirse un veredicto.
Funcionarios de las agencias federales, estatales y municipales, tuvieron una reunión improvisada tras la decisión sobre como manejar la situación, de acuerdo con dos personas con conocimiento del tema.
En esa conversación se encontraban los agentes del Servicio Secreto y otras agencias policiales destacadas, se enfocaron únicamente en cómo actuar y proteger a Trump si Merchán ordenara su corto encarcelamiento por desacato en una celda de detención de la corte antes o durante el juicio, explicaron las fuentes.
El juez, a quien Trump ha atacado bastante seguid como “parcial” y “corrupto”, bien podría dictar al republicano a libertad condicional en vez de ir a prisión.
Eso plantearía la extraña probabilidad de que el exmandatario informe regularmente a un funcionario de Libertad Condicional de la ciudad, informó The New York Times.
En este sentido, el republicano tendría que seguir las instrucciones del oficial de libertad condicional y responder preguntas sobre sus labores y su vida personal hasta que termine el periodo de libertad condicional. Además, se le prohibiría asociase con personas de mala reputación y, si cometiera algún crimen más, podría ser llevado tras las rejas inmediatamente
El encarcelamiento de Trump presentaría un desafío más grande, particularmente porque el magnate neoyorquino es el candidato virtual de su partido para la presidencia. “Obviamente, es territorio inexplorado”, dijo Martin F. Horn, quien ha trabajado en los niveles más altos de las agencias penitenciarias estatales de Nueva York y Pensilvania. “Ciertamente, ningún sistema penitenciario estatal ha tenido que lidiar con esto antes, y ninguna prisión federal tampoco”.
El director de comunicaciones de la campaña de Trump, Steven Cheung, expresó que el caso contra el excomandante en jefe de Estados Unidos era “tan espurio y tan débil” que otros fiscales se negaron a presentarlo y lo denominó como “una caza de brujas partidista sin precedentes”.
“Que el sueño febril demócrata de encarcelar al candidato del Partido Republicano haya alcanzado este nivel expone sus raíces estalinistas y muestra su absoluto desprecio por la democracia estadounidense”, apuntó.
Proteger al expresidente en un ámbito carcelario incluiría mantenerlo alejado de otros convictos, así como controlar su comida y artículos personales, explicaron las autoridades.
Si fuese llevado tras las rejas, un destacamento de agentes del Servicio Secreto laboraría las 24 horas del día, los siete días de la semana, mientras rotan dentro y fuera de las instalaciones carcelarias, manifestaron algunos funcionarios. Aunque las armas de fuego están totalmente prohibidas dentro de prisión, seguramente los agentes se mantendrían armados.
Aunque cada cargo conlleva una pena de hasta cuatro años de prisión, lo más probable es que Merchán ordene que cualquier fallo se ejecute al mismo tiempo, lo que significa que Trump cumpliría una condena por cada uno de los cargos simultáneamente.
En otras circunstancias, cualquier pena de un año o menor generalmente se cumpliría en Rikers Island en Nueva York donde están las siete cárceles del Departamento Correccional, justamente donde el exdirector financiero del expresidente, Allen Weisselberg, de 76 años, cumple su segunda condena de cinco meses por perjurio.
Cualquier otra decisión penal de más de un año por lo general se cumpliría en una de las 44 prisiones administradas por el Departamento Correccional y de Supervisión Comunitaria del Estado de Nueva York.
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