Un estudio del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, que analizó entre 2011 a 2021, se estima que 321,656 niños que vivían en Estados Unidos perdieron a un padre de entre 18 y 64 años por sobredosis de drogas, y la tasa de niños que perdieron a un padre por sobredosis aumentó durante este período.
Según el análisis, los hallazgos indican que las respuestas a la crisis de sobredosis deben tener en cuenta toda la carga de la sobredosis sobre las familias y los niños, incluido abordar las necesidades económicas, sociales, educativas y de atención médica de los niños que han perdido a sus padres a causa de una sobredosis.
Hasta ahora, ningún estudio nacional había analizado previamente la cantidad de niños afectados por la crisis de sobredosis. La coautora del estudio, la Dra. Emily Einstein, jefa de la División de Política Científica del NIDA, dijo que el estudio se inspiró en una investigación similar durante la pandemia de COVID-19.
Durante la década estudiada, 649,599 personas de entre 18 y 64 años murieron por sobredosis de drogas. El estudio encontró que los niños tenían más probabilidades de perder a sus padres que a sus madres.
“Algo que es muy importante acerca de este conjunto de datos en particular es que presenta la imagen de las personas que consumen drogas como personas que tienen una vida plena”, dijo Einstein.
“Creo que muy a menudo pensamos que las personas con adicción o que consumen drogas son su característica definitoria, especialmente cuando alguien muere de una sobredosis… Casi la mitad de estas personas que mueren tienen un hijo que vive en su hogar. Creo que eso nos brinda datos concretos para que podamos comenzar a comprender el panorama completo de toda la vida de alguien y cómo debemos abordar todos los factores en su vida, tanto para su propia adicción como para mitigar el trauma experimentado por los niños que quedan atrás”, continuó.
Según los investigadores, la muerte por sobredosis de los padres puede tener un profundo impacto a corto y largo plazo en sus hijos, pero se sabe poco sobre el número de niños que han perdido a uno de sus padres por sobredosis de drogas en el país.
Si bien “el mayor número de niños afectados fueron aquellos con padres blancos no hispanos”, el estudio encontró que los niños de “comunidades de color y comunidades tribales se vieron afectados de manera desproporcionada”, según el comunicado de prensa.
Einstein dijo que las cifras crecientes mostraban que la crisis de sobredosis es una “emergencia del más alto orden”.
“Es importante tener en cuenta que los niños que viven en hogares donde sus padres consumen drogas tienen muchas probabilidades de tener factores de riesgo ambientales y probablemente factores de riesgo biológicos que pueden aumentar su propia probabilidad de consumir drogas”, dijo Einstein. “Y luego, si se añade este evento traumático de perder a un padre por una sobredosis, eso significa que estos niños son extraordinariamente vulnerables”.
A manera de conclusión, el estudio pidió centrarse más en la atención médica integral que trata el trastorno por uso de sustancias y en recursos de prevención que puedan usarse para apoyar a las familias. Einstein dijo que los niños que pierden a sus padres por sobredosis deben poder acceder “al apoyo y atención psiquiátrica que necesitan a medida que crecen”.
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