
Alemania y Francia han pospuesto de forma indefinida la continuación del proyecto FCAS (Future Combat Air System) para desarrollar un caza de combate de última generación, en el que también participa España y que está considerado como el proyecto de defensa europeo más ambicioso, con una inversión de más de 100.000 millones de euros.

El canciller alemán, Friedrich Merz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se habían propuesto resolver las diferencias sobre el programa FCAS antes de finalizar el año, pero tras aplazar una reunión ministerial franco-alemana a finales de agosto, ambos ejecutivos han vuelto a aplazar la cita, esta vez de forma indefinida, según han adelantado medios como el Frankfurter Allgemeine. En esta reunión prevista para diciembre también iba a participar Pedro Sánchez.
“La amplia agenda franco-alemana en materia de política exterior y de seguridad no ha permitido abordar el tema de un avión de combate conjunto a nivel del presidente y el canciller. No podemos dar una nueva fecha para una decisión en este momento”, ha indicado un portavoz del ejecutivo alemán en el citado medio.
El sistema de combate aéreo FCAS va más allá de un caza de última generación porque también contempla que sea capaz de volar con un escuadrón de drones semiautónomos a su lado. El objetivo inicial era que estos nuevos cazas comenzaran a sustituir en 2040 a los Eurofighter, que actualmente utilizan las fuerzas armadas alemana y española, y también a los Rafale franceses.
Según el periódico alemán, las negociaciones se están alargando, fundamentalmente por las diferencias sobre la participación de las empresas Dassault (Francia), Airbus Alemania e Indra (España). El Frankfurter Allgemeine indica que Dassault pretende adquirir el 80% del proyecto, pero Alemania se opone y exige que se respeten los acuerdos vigentes, según los cuales las empresas deben tener participaciones equitativas.



