Todos conocemos el peligro de proyectarse demasiado hacia adelante. Los recordatorios están dispersos por toda la NBA. Recientemente, Nikola Jokic sufrió una lesión en la rodilla, y durante varias horas críticas, los Nuggets vislumbraron su temporada comprometida. Afortunadamente, se trató solo de una hiperextensión, no de un desgarro. Denver sobrevivirá, pero perderá algunos partidos durante su ausencia.
La suerte con las lesiones es un factor determinante en la NBA. Hasta ahora, los Knicks han sido bastante afortunados en este aspecto. Solo la lesión en el hombro de Landry Shamet lo ha mantenido fuera de la cancha de manera prolongada. El resto han sido contratiempos menores: esguinces, distensiones o virus comunes. Es el riesgo inherente a la liga: jugar con intensidad noche tras noche tiene su costo.
Precisamente, los Knicks juegan con intensidad cada noche. Y más allá de eso, han desarrollado dos virtudes adicionales que potencian ese sello distintivo, consolidándolas tras un tercio de la temporada.
Se han convertido en excelentes cerradores. En esta campaña, los Knicks han encabezado el marcador en 19 ocasiones al concluir el tercer cuarto. Su récord en esos partidos es perfecto: 19-0. Se trata de una muestra estadística significativa. En 2025, cuando los Knicks llevan ventaja al inicio del cuarto final, esa ventaja suele ser definitiva.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**