Salida de Punta Catalina, crónica de un sistema energético #FVDigital

0
25


Más allá del malestar físico que generan los apagones, sus efectos también se extienden a salud mental, rendimiento laboral y proceso de aprendizaje, creando un impacto que atraviesa todos los ámbitos de la vida cotidiana.

En los últimos meses la República Dominicana ha incrementado los niveles de insatisfacción sobre el sistema energético nacional, debido a múltiples factores que aquejan y apagan la vida diaria de todos, pérdidas técnicas y comerciales crecientes, facturas que siguen golpeando el bolsillo de los usuarios, fraudes y robos de energía, y una red de transmisión y generación que ha mostrado fragilidades para absorber fallas en puntos críticos.

En verano, específicamente en los meses de julio y agosto, el pueblo sintió los estragos, de la salida del sistema de la Planta II de Punta Catalina por presencia de sargazo en su sistema de abastecimiento de agua”. En noviembre, el territorio dominicano vivió un apagón nacional que dejó a la población sin electricidad durante horas. Estos eventos pusieron en evidencia problemas estructurales que vienen acumulándose durante décadas demostrando fragilidades para resolver y sostener las fallas en puntos críticos.

Ambos momentos trajeron consigo una serie de situaciones que desataron algunas protestas en distintas ciudades del interior y sectores del Gran Santo Domingo.

Te puede interesar: Punta Catalina le transfirió US$258.4 millones al Estado

El blackout: fue el mayor registrado durante todo el año, pues tuvo un impacto directo en la congestión vial producto de los semáforos apagados, paralización total del teleférico y el Metro de Santo Domingo dejando a miles de usuarios a la deriva, fallas en los servicios esenciales, y largas horas de espera para la reconexión en muchos sectores urbanos y rurales.

Todo inició con una avería en la línea de transmisión y fallas en una subestación en San Pedro de Macorís que provocaron una salida en cadena de generadores, según reportes de la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED).

El descontento ciudadano no se describe solo por las horas sin electricidad: es la suma de años de cortes intermitentes, de facturas elevadas y de promesas gubernamentales que no terminan de traducirse en mejoras palpables del servicio. Sectores han
experimentado tandas prolongadas de apagones programados y no programados, convirtiéndose en una doble paradoja: pagar más por un servicio que llega mal.

Facturas muy elevadas

En trabajos de investigación realizados por la periodista Angela Ramírez y presentados en el espacio Bajo el Foco, una decena de
personas detallaron casos de facturaciones que no corresponden con sus estilos de vida, demostrando que las alzas injustificadas arropan a todos los sectores productivos.

El alza en sus facturas viene de un aumento tarifario directo sin presentar cambios o incrementos en sus electrodomésticos. Muchos
reportaron casas vacías con consumos irregulares.

Un ejemplo de esto, en el reportaje “El vía Crucis eléctrico de nunca acabar”, Ramírez presentaba el caso de una mujer, cuyo nombre fue reservado por temas de seguridad, quien en 2022 firmó un contrato con EDEESTE y sus primeras facturas llegaron de RD$1,500. En cuestión de meses, pasó de esa módica suma a facturar montos de RD$20,000 y hasta RD$30,000 mensuales, sin motivo aparente.

Casos por doquier. Eduardo Esteban, alcalde del Municipio de Las Terrenas realizó un llamado al presidente Luis Abinader, pues esta localidad pasó de tener un servicio de energía acorde a sus necesidades y cualidades turísticas, a convertirse “en una ciudad que ve sus posibilidades de crecimiento y progreso amenazadas”, por el deterioro del servicio de energía, “que ya no goza de eficiencia como en los años anteriores”.

Te puede interesar: Auditoria confirma buen desempeño de Punta Catalina

El senador por la provincia Duarte, Franklin Romero en unas declaraciones ofrecidas en el programa Politikal, dijo “El problema de los apagones… no se resuelven de un día para otro”, dejando entrever que desde un punto de vista más jerárquico el tema no tiene una solución próxima.

Te podría interesar:

El ministro de Energía y Minas, Joel Santos, reconoció públicamente en el programa radial Matutino 91 la situación que, lamentablemente, afecta a todo el pueblo. “La demanda ha venido creciendo por encima de la capacidad de generación del sistema, pero no necesariamente por una demanda formal, sino debido a las conexiones ilegales que sobrecargan los transformadores y afectan a las personas que están legalmente conectadas”.

Según el presidente del Consejo de Empresas Distribuidoras de Electricidad, Celso Marranzini, las interrupciones del servicio presentadas durante todo el año se deben a fallas de mantenimiento, averías, conexiones ilegales y altos niveles de morosidad entre los usuarios.

Estas afirmaciones reflejan un panorama energético complejo, en el que confluyen tanto limitaciones estructurales del sistema como prácticas que agravan la situación. La falta de inversión oportuna en infraestructura, junto con el incremento sostenido del consumo, ha generado un escenario en el que las distribuidoras luchan por mantener la estabilidad del servicio.

¿Hubo variación?

Las autoridades han insistido en que las tarifas básicas no han sufrido cambios que expliquen los incrementos; sin embargo, existen factores que sí elevan el monto: variaciones en el precio de compra de energía, cargos por combustibles, ajustes periódicos, pérdidas por compra en el mercado mayorista, y recargos por consumo o mora.

Un dato que muestra cuán grave es la situación: este año las pérdidas de han aumentado de manera significativa.

Según el Informe de Desempeño de las Empresas Eléctricas Estatales, publicado por el Ministerio de Energía y Minas, Edenorte, Edesur y Edeeste siguen registrando pérdidas elevadas, que entre enero y agosto de 2025 se ubicaron en 38.5%, es decir, un punto porcentual más que en 2024.

El reporte indica que las distribuidoras adquirieron energía por un monto de US$2,057 millones, pero solo pudieron facturar US$1,368 millones. Esto deja una brecha de US$689.4 millones entre lo que compraron y lo que cobraron.

El boletín del Ministerio de Energía y Minas muestra fluctuaciones del precio medio de compra y venta por kWh durante el año.

Mientras tanto, estas pérdidas afectan la confiabilidad: una red con altos índices de fugas, robos y fallas técnicas no puede garantizar la continuidad del servicio, y cuando un elemento (línea o subestación) falla, la cadena de impactos puede ser masiva.

La crisis eléctrica no es reciente ni fácil de resolver; demanda medidas firmes, cambios profundos y, sobre todo, determinación política para afrontar los intereses creados y las resistencias de siempre. Mientras el sistema eléctrico no sea estable, eficiente y competitivo, la economía dominicana y específicamente, la clase media baja, continuará cargando con un peso que frena su capacidad de avanzar y desarrollarse plenamente.

La crisis eléctrica demanda medidas firmes. Mientras el sistema eléctrico no sea estable, eficiente y competitivo, la economía dominicana continuará
cargando con un peso que frena su capacidad de avanzar.



Source link