El Coral Adventurer es un crucero australiano que ha tenido que ser desalojado después de encallar con un arrecife en Papúa Nueva Guinea, en lo que era su primer viaje después de otro caso grave: la muerte, hace dos meses, de una mujer a la que dejaron olvidada en una isla.
Tal y como recoge la BBC, el sábado, el barco sufrió un “incidente de encallamiento” frente a la costa oriental de Papúa Nueva Guinea, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Lae, dijo un portavoz del barco.
Todos los pasajeros (80) y la tripulación a bordo (43) del crucero se encuentran sanos y salvos, y las inspecciones iniciales no han revelado daños en el casco, aunque se iban a realizar nuevas inspecciones este domingo.
Este buque parece gafado: el Coral Adventurer es actualmente objeto de una investigación conjunta por parte de la Australian Maritime Safety Authority (AMSA) y la Policía de Queensland, en Australia.
Una pasajera, Suzanne Rees, de 80 años, falleció en una remota isla australiana, Lizard Island, después de ser abandonada por el barco el pasado 26 de octubre.
Rees había estado caminando por la isla con otros pasajeros, pero se separó del grupo para descansar. El barco partió sin ella y regresó varias horas después de que la tripulación se diera cuenta de que la mujer no había embarcado. Un dispositivo de búsqueda encontró su cuerpo sin vida al día siguiente.
El barco llevaba apenas dos días de un viaje de 60 días cuando falleció Suzanne Rees. El resto del crucero se canceló y se ofreció un reembolso completo a todos los pasajeros. Sobre el actual viaje, interrumpido por el accidente en el arrecife, aún no se ha tomado una decisión.