Un infarto ocurre cuando se bloquea una arteria que lleva sangre al corazón. Sin oxígeno, una parte del músculo cardiaco empieza a sufrir y el daño crece con cada minuto. Por eso, reconocer las señales de alarma de un infarto no es alarmismo, es sentido común. Además, no todas las personas sienten lo mismo, hay síntomas típicos y otros más discretos. Ante cualquier sospecha razonable, lo correcto es llamar a emergencias.

Qué pasa en el cuerpo durante un infarto y por qué no conviene esperar
Cuando una arteria coronaria se tapa, el corazón intenta seguir trabajando con menos oxígeno. Esa “asfixia” interna puede provocar dolor, debilidad y alteraciones del ritmo. A veces los síntomas duran más de 20 minutos; otras veces aparecen, se calman y regresan, lo que confunde y hace que se espere. El problema es que esperar no cura el bloqueo. También conviene recordar algo clave: no siempre hay un dolor fuerte en el pecho. En algunas personas, el infarto se presenta con señales más silenciosas, parecidas a una mala digestión, cansancio extremo o falta de aire.
Señales típicas y señales atípicas, ambas cuentan
Se considera “típico” notar dolor u opresión en el pecho que aprieta o pesa, y que puede extenderse a otras zonas. Se llama “atípico” cuando predomina la falta de aire, el cansancio inusual, las náuseas o una sensación de indigestión. Atípico no significa raro ni menos grave, significa más fácil de pasar por alto.
Señales de alarma de un infarto: síntomas que no se deben ignorar
Las señales pueden empezar como opresión en el pecho o dolor en el centro del tórax, y seguir con dolor que se irradia al brazo izquierdo, aunque también puede ir al derecho. En otras ocasiones aparece dolor en la mandíbula, el cuello o incluso en los dientes, como si fuera un problema dental repentino. También es frecuente el dolor en el hombro o en la espalda, entre los omóplatos, y una sudoración intensa con sudor frío sin causa clara.
Junto a eso puede haber mareo o aturdimiento, náuseas o vómitos, y falta de aire incluso sin dolor de pecho. Algunas personas describen un malestar raro, con fatiga extrema y una debilidad que “apaga” el cuerpo. También puede sentirse dolor en la parte alta del abdomen, como acidez o ardor, y una ansiedad o angustia repentina, sin explicación. Si el corazón se descoordina, pueden aparecer latidos irregulares, palpitaciones y, en casos más serios, desmayo.
Cómo puede sentirse: dolor, presión, quemazón o “indigestión”
No siempre se vive como “dolor”. Puede ser presión, quemazón, un apretón o una sensación de acidez que no encaja con una comida. Si el malestar es nuevo, intenso, extraño o no cede, se trata como urgencia.
Diferencias en mujeres, hombres y personas mayores: por qué el infarto se puede pasar por alto
Los síntomas se superponen, pero en mujeres se ven más a menudo señales menos “de manual”, como fatiga intensa, náuseas, dolor en espalda o cuello y falta de aire sin un dolor fuerte en el pecho. En hombres se reporta más el patrón clásico de pecho y brazo, aunque no es una regla. En personas mayores o con diabetes puede haber menos dolor y más debilidad, confusión, sudoración o falta de aire, lo que retrasa la reacción.
Señales que se confunden con estrés, gripe o cansancio
Una sudoración sin motivo, un cansancio fuera de lo normal, mareo o una ansiedad repentina pueden parecer “un mal día”. En duda, es mejor revisar que lamentar.
Qué hacer en el momento: pasos simples mientras llega la ayuda
Lo más seguro es llamar al 112 (o al número local), explicar los síntomas y seguir instrucciones. No conviene conducir ni “aguantar” en casa. Se recomienda sentarse o recostarse, aflojar la ropa y avisar a alguien cercano. La aspirina puede considerarse solo si no hay alergia ni una indicación médica en contra. Ayuda tener a mano una lista de medicación y antecedentes.
Cuándo llamar a emergencias aunque haya dudas
Si hay opresión en el pecho, falta de aire, sudor frío, desmayo o dolor que se irradia a brazo, mandíbula o espalda, se actúa como urgencia. Esperar “a ver si se pasa” puede aumentar el daño y reducir opciones de tratamiento.
Reconocer estas señales y pedir ayuda rápido puede marcar la diferencia entre un susto y una pérdida irreversible. Mantener la calma, actuar con rapidez y priorizar la seguridad salva tiempo y protege el corazón. Ante síntomas compatibles, lo prudente es tratarlo como urgencia y llamar a emergencias.



