Roberto Carlos Lange, quien va por el mundo artístico con el nombre de Helado Negro, se mudó hace unos meses a Asheville, una ciudad pequeña de Carolina del Norte. La quietud y la abundante naturaleza, influenciaron en gran medida la música más nueva de este artista.
“Me gusta la idea de cambiar”, dijo Roberto en relación a su decisión de mudarse a la que es ahora su nueva casa. “Me pareció que era un lugar interesante para vivir, con mucha naturaleza, y la escena musical es bonita”.
Así fue concebido “Phasor”, el álbum que el intérprete estrenó recientemente pero que comenzó a grabar en 2022. Su plan era enfocarse en algo de manera profunda, sin las prisas ni la presión que le provocaba una ciudad como Nueva York, donde había vivido en el pasado.
“Empecé a conocer el área, las montañas, a salir a caminar, sintiendo este espacio”, dijo. “Y me dio la oportunidad de enfocarme de una manera que me gusta grabar, de sentarme en el estudio y no parar”.
“Phasor” refleja ese sentido de espacio y de no apuro. El primer corte, por ejemplo, titulado “LFO” está inspirado en dos mujeres que no tienen relación entre sí pero que tienen una conexión con la música. “LFO”, son las siglas de Lupe Finds Ontiveros; Lupe Ontiveros, a su vez, era una mexicoamericana que trabajó en los años cincuenta en Fender Guitar, una fábrica de instrumentos musicales. Algunos amplificadores tienen en la parte interior una calcomanía con su nombre, que significaba que ella había supervisado esos aparatos.
“Vi la foto en la internet sobre un amplificador que quería comprar”, dijo el artista de padres ecuatorianos y nacido en Estados Unidos “Algunos se hicieron populares porque tenían el nombre de Lupe adentro en una esquina; ahora los buscan porque dicen que tienen un sonido distinto, y eso me encantó”.
Roberto no ha querido indagar más acerca de ese personaje porque prefiere dejarlo en el nivel de mito que se ha convertido en las redes sociales. Pero la otra mujer que inspiró este primer tema es real y contemporánea; se trata de Pauline Oliveros, una compositora minimalista y practicante de meditación sónica, que es considerada una práctica para sanar o una “afinación de mente y cuerpo”.
El disco está considerado como la colección más sólida de Helado Negro por su profundidad, atmósfera y la meticulosidad con la que está ejecutado.
Ahora, y después de nunca, hasta el bachillerato haber considerado dedicarse la música, Helado Negro está a unos meses de celebrar veinte años desde que estrenó su primer álbum.
“No me veía como músico”, dijo el artista. “Pero orgánicamente desarrollé mi música, fui sacando discos y trabajando con gente, todo lentamente, y ahora estoy aquí, haciendo esto, y es una sorpresa, la verdad”.
Hay muchos planes en puerta, shows, promover el nuevo álbum y más música.
“Son veinte años sacando música”, dijo Roberto, quien inicialmente quería dedicarse a la animación. “Doy gracias de que lo puedo hacer”.