Después del 31 de diciembre, los pasajeros ya no podrán recargar ni comprar una MetroCard, ya que el sistema de transporte público de la ciudad de Nueva York continúa su transición al sistema de pago sin contacto OMNY.
La tarifa ha aumentado de $1.50 a $2.90 desde el debut de la MetroCard, y si bien algunos pasajeros pueden seguir utilizando los saldos restantes para pagar la tarifa de $3 que entrará en vigor el próximo año, esta opción no durará mucho más.
La MetroCard se ha convertido en un ícono casi tan emblemático como la ficha de metro que reemplazó. Durante más de 30 años, ha servido no solo como medio de pago para el transporte público, sino también como objeto de colección, con ediciones conmemorativas que rinden homenaje a músicos, programas de televisión, meses de celebración cultural y equipos deportivos.
“Se han emitido alrededor de 400 tarjetas MetroCard conmemorativas desde 1994”, dijo Jodi Shapiro, curadora de la exposición “Adiós, MetroCard” del Museo del Transporte de Nueva York. “Y luego hay muchas otras que son regulares, como las de seguridad de la MTA, que conmemoran aniversarios de nuestro sistema de transporte, cosas por el estilo”.
Shapiro dijo que, a pesar de su eventual adopción generalizada, la MetroCard resultaba desconocida cuando se lanzó en 1994, aunque las tarjetas de banda magnética ya se usaban en ciudades como San Francisco y París.
“Cuando se introdujo la MetroCard, la tecnología de tarjetas con banda magnética no era algo con lo que mucha gente estuviera familiarizada”, dijo Shapiro. “Las tarjetas de crédito en ese momento todavía eran, ya sabes, las tarjetas de cargo con papel carbón”.
La transición llevó tiempo, e incluso años después, algunos pasajeros tenían dificultades para usar el sistema. Durante la campaña presidencial de 2016, Hillary Clinton tuvo problemas para deslizar su MetroCard.
El cambio de las fichas de metro a la MetroCard tardó aproximadamente una década, impulsado por la nostalgia por las fichas y los desafíos técnicos.
La transición a OMNY ha avanzado mucho más rápido, aunque algunos usuarios siguen reacios a abandonar la tarjeta a la que están acostumbrados.
“Lo único que me preocupa es cómo consultar el saldo. Ya sabes, vas a la máquina y te dice el saldo”, dijo la usuaria Helena Crump. “Eso es lo único que echaré de menos”.
“Soy una persona de costumbres”, dijo Beth Horboychuk, quien recientemente dejó de usar la MetroCard. “Además, no entiendo la diferencia entre esta y la MetroCard”.
“Siento nostalgia por las fichas, soy así de mayor, pero no por la MetroCard”, dijo otro usuario.
En 1997, la adopción de la MetroCard aún estaba por debajo del 20%. Ese año, la MTA introdujo la MetroCard Gold, que ofrecía transbordos gratuitos entre autobuses y metro, y completó la instalación en todo el sistema de torniquetes que aceptaban las tarjetas.
“Al principio, solo había un par de estaciones con estos torniquetes”, dijo Shapiro. “Así que se implementaron gradualmente a lo largo de dos o tres años. Luego se adaptaron las máquinas expendedoras de billetes de autobús para que aceptaran estas tarjetas. Así que llevó un tiempo. Y por eso las fichas y la MetroCard convivieron durante aproximadamente una década”.
Esa superposición no ocurrirá con OMNY. La adopción ya ha alcanzado alrededor del 94%.
El presidente y director ejecutivo de la MTA, Janno Lieber, dijo que entiende la nostalgia, pero señaló que la mayoría de los usuarios ya utilizan la tecnología de pago sin contacto en otros aspectos de su vida.
“Crecí en la era de las fichas, así que sí, todo lo relacionado con el metro me da nostalgia”, dijo Lieber. “No tienen que hacer cola en una máquina expendedora. Es un cambio radical, les ahorrará unos minutos”.
Lieber dijo que no hay una fecha fija para cuando la MetroCard dejará de ser aceptada, pero cree que podría ser cuestión de meses antes de que pase a la historia.
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