En la actualidad varios expertos y estudios han vuelto a mirar con lupa a las velas aromáticas por su efecto en la calidad del aire interior. A simple vista parecen inofensivas, casi un “lujo” cotidiano, pero la pregunta es incómoda: ¿Qué entra realmente en los pulmones cuando la llama está encendida? El problema no es el olor en sí, sino lo que se libera al quemar ciertas ceras y fragancias, sobre todo si la casa está cerrada y la vela se usa a diario.

Qué sale al aire cuando se enciende una vela aromática y por qué preocupa
Una vela no solo “huele”, también combustiona. En interiores, esa combustión puede liberar COV (compuestos orgánicos volátiles), un grupo de químicos que se evaporan con facilidad y pueden irritar ojos y vías respiratorias. En mediciones y revisiones recientes se han descrito COV como benceno, tolueno, formaldehído o limoneno, además de gases irritantes como monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno. En pruebas realizadas en cámaras ambientales (espacios controlados para medir contaminantes), se ha observado que estos gases pueden degradar el aire de una vivienda, con más intensidad cuando se usan velas de parafina y perfumes sintéticos.
Parafina y fragancias sintéticas: cuando “quemar petróleo” llega al salón
La parafina es un derivado del petróleo. Algunos especialistas en bienestar y calidad del aire han comparado su uso con “quemar un producto petrolero” dentro de casa, porque la llama puede generar mezclas de compuestos parecidas a las que se encuentran en humos urbanos. En ese contexto, las velas perfumadas suelen sumar carga química, ya que muchas fragancias sintéticas añaden más COV al aire interior y, en ciertos casos, se relacionan con ftalatos, usados para fijar el aroma.
Humo y subproductos: partículas finas y compuestos potencialmente peligrosos
Cuando una vela humea, también aparecen partículas finas, tan pequeñas que pueden llegar a las vías respiratorias. En análisis de humos de velas se han detectado hidrocarburos aromáticos policíclicos como naftaleno, antraceno y pireno; algunos compuestos de este grupo se han clasificado como carcinógenos. La preocupación crece cuando la exposición es frecuente, dura horas y ocurre en habitaciones pequeñas o poco ventiladas.
Síntomas comunes y quiénes tienen más riesgo en casa
En hogares donde se encienden velas aromáticas con regularidad, los síntomas reportados con más frecuencia incluyen mareos o vértigo, dolor de cabeza, irritación de mucosas, ojos llorosos, estornudos, nariz tapada, opresión en el pecho, garganta seca o irritada y molestias respiratorias. El riesgo sube cuando se queman varias velas, durante mucho tiempo, y sin renovación de aire, porque los compuestos se acumulan. Son más sensibles las personas con asma o alergias, bebés y niños, mascotas y cualquiera con problemas respiratorios.
El papel de la ventilación: por qué un espacio cerrado empeora el impacto
Sin renovación de aire, los COV y gases irritantes pueden concentrarse. Por eso la irritación se nota más en invierno, en dormitorios o salones con ventanas cerradas, o cuando la vela se usa para “tapar” olores de cocina o humedad.
Cómo reducir la exposición sin renunciar al ambiente acogedor
Una casa puede oler bien sin cargar el aire. Las alternativas que suelen emitir menos subproductos del petróleo incluyen velas de cera vegetal (soja, coco) o cera de abeja, y aromas basados en aceites esenciales. Aun así, conviene recordar que algunas fragancias pueden liberar ftalatos, descritos como disruptores endocrinos, así que se agradece la composición clara. También ayudan hábitos sencillos: limitar el tiempo de uso, evitar encender varias a la vez, recortar la mecha para reducir humo y no convertir la vela en el ambientador diario del hogar.
Qué buscar en la etiqueta para elegir una vela “más limpia”
Una etiqueta útil especifica el tipo de cera, el origen de la fragancia y los ingredientes, en lugar de un “perfume” genérico. Si se busca minimizar COV, suele ser preferible evitar fragancias sintéticas y elegir marcas transparentes. Es común que estas opciones cuesten más, pero a cambio se compra una menor carga de contaminantes en el aire interior.
Las velas aromáticas pueden empeorar la calidad del aire interior por gases y COV generados en la combustión, y eso se traduce en molestias que afectan más a personas sensibles. Con buena ventilación, tiempos de uso cortos y materiales mejor elegidos (como cera de soja o cera de abeja), el ambiente sigue siendo acogedor, con menos humo y menos química flotando en casa.


