Noviembre de 2016. McLaren llega tras una temporada desastrosa: Fernando Alonso y Jenson Button terminaron el campeonato sin conseguir subirse al podio, y los mejores resultados fueron dos quintos puestos. Ocurre algo impensable: la persona que fundó el equipo, llevándolo y manteniéndolo en la cima del mundo durante tres décadas, es despedida: la era Ron Dennis ha terminado.
Es una noticia impactante para la Fórmula 1, y no menos lo es la que llega poco después: el nombre de quien tomará el lugar de Dennis. Zakary Challen “Zak” Brown es conocido en el paddock solo por quienes trabajan en marketing y el área comercial; obviamente, es una persona apreciada y respetada por Bernie Ecclestone, pero poco antes de que el estadounidense de 46 años de Los Ángeles comience a trabajar en la sede de Woking, ‘Mr. E’ apuesta a que no durará más de dos temporadas.
Hay un trasfondo aún más interesante que involucra a Brown en noviembre de 2016. Junto a la llamada de McLaren, el gestor estadounidense (que hasta ese momento dirigía una empresa de patrocinios que él mismo había fundado) recibe también una oferta de Liberty Media, recién llegada tras adquirir los derechos comerciales de la Fórmula 1.

Brown solo tendría por encima a Chase Carey y se ocuparía de aspectos casi exclusivamente comerciales, su terreno habitual. Entonces llega una llamada: Mohammed bin Essa Al Khalifa, miembro de la familia real y del fondo soberano de Bahrein, que posee una participación en McLaren, informa a Brown de que Dennis está saliendo y le ofrece el control de McLaren Racing: plena libertad de acción. La decisión llega en consecuencia.
Foto de: Steven Tee / Motorsport Images
McLaren es un equipo en declive. Los balances muestran pérdidas de 125 millones al año, los resultados en pista brillan por su ausencia (el último triunfo data de Brasil 2012) y en este escenario proliferan los conflictos internos. La llegada de Brown se percibe como una solución a corto plazo.
En su autobiografía, el propio Brown describe así su llegada a Woking: “Cuando llegué encontré una situación caótica. Los patrocinios estaban en mínimos históricos, el rendimiento en pista en mínimos históricos, la moral en mínimos históricos. Las dinámicas políticas dentro del equipo eran complejas y espinosas. Se destinaban recursos e inversiones considerables al desarrollo de la actividad automovilística, parecía realmente que en el equipo de Fórmula 1 faltaba supervisión. Había tantas distracciones en el consejo que nadie estaba concentrado al cien por cien en el equipo. Estaba básicamente en declive”.
El primer desafío: recuperar la solidez financiera
El McLaren recién ganador de campeonatos del mundo de pilotos y constructores partía desde muy lejos. Una de las primeras decisiones de Brown fue volver a los colores ‘papaya’, el primer paso para recuperar una identidad perdida.
Pero el camino de regreso a la cima era largo. Los primeros tres años en el frente financiero fueron muy exigentes: en parte de la accionariado había quienes eran muy pesimistas, mientras que Brown empujaba para financiar inversiones, empezando por un nuevo túnel de viento. Se reestructuró todo el equipo directivo, pero sobre todo Brown fue uno de los primeros y más fuertes defensores de una revolución histórica para la Fórmula 1: la introducción del límite presupuestario.
“Antes, era una carrera de quién podía gastar más dinero –comentará Brown años después–, pero era como ver un partido de fútbol entre un equipo con 11 jugadores contra otro con 9. No tenía sentido”.
El enfrentamiento con los rivales se planteaba con igualdad de presupuesto, pero en McLaren también escaseaban los recursos permitidos por el nuevo reglamento financiero. En 2020 la situación en pista mejora: Carlos Sainz y Lando Norris vuelven al podio, pero al mismo tiempo, en el departamento financiero, la tensión es máxima. Hay proyecciones de quiebra en pocos meses; Brown presiona desesperadamente para relanzar el equipo: sin inversiones, volver a la cima es imposible.
“En ese periodo, una parte de mí luchaba por la supervivencia del equipo –admitirá Brown– y otra mostraba una actitud audaz en público, transmitiendo positividad y tratando de convencer a Daniel Ricciardo para que se uniera a nosotros, ya que Carlos nos había comunicado que pasaría a Ferrari“.
Foto de: Zak Mauger / Motorsport Images
Luego llegan algunos de los inversores. A finales de 2020 se comunica la cesión de una participación minoritaria a MSP Sports Capital, y en abril de 2021 se vende la propiedad del McLaren Technology Centre a una empresa de inversión con garantía de alquiler. El equipo vuelve a respirar, se puede planificar el futuro y se habla únicamente de rendimiento y resultados.
La reestructuración técnica: plenos poderes para Andrea Stella
En 2021, el equipo va en tendencia positiva: llega la victoria en el Gran Premio de Italia con Daniel Ricciardo y cuatro podios con Lando Norris. Pero la temporada siguiente hay un tropiezo; la trayectoria ascendente se detiene. El acuerdo de suministro logrado con Mercedes es un avance, el túnel de viento está en fase de finalización, al igual que el nuevo simulador, pero algo se ha atascado. Bajo la dirección del nuevo director de equipo Andreas Seidl, abandonan el equipo Pat Fry y Gil de Ferran, mientras que Pete Prodromou es reasignado a un nuevo rol.
Brown interviene: 2022 está comprometido, pero a principios de verano se sientan las bases del proyecto 2023. Pide a Andrea Stella que lidere el equipo, y no es la primera vez. “Intento convencerlo de nuevo –revela Brown–, le digo que realmente lo necesito”.
Stella acepta, vuelve a poner a Prodromou a cargo del departamento aerodinámico y llama de nuevo a Gil de Ferran. Llegará también Rob Marshall, pero solo en enero de 2024; de hecho, el monoplaza que debutará en el Gran Premio de Austria 2023 (carrera que marcará un punto de inflexión para el equipo) es fruto de las mismas personas que ya trabajaban en el equipo. Lo que cambió fue la dirección.
Foto de: Alastair Staley / Motorsport Images
Stella comunica a Brown que el inicio de la temporada 2023 será difícil, pero que a partir de Spielberg las cosas cambiarán. En Austria, las actualizaciones llegan solo para Norris, y Lando confirma su cuarto puesto en clasificación y carrera. Siete días después, en Silverstone, Norris es segundo, delante del recién llegado al equipo, el debutante Oscar Piastri.
Un McLaren estará en el podio en seis de las doce carreras siguientes al Gran Premio de Gran Bretaña. La primera victoria llegará en 2024, en Miami; a partir de ahí, comenzará una larga persecución que llevará a conquistar el título mundial de Constructores, con seis victorias (cuatro para Norris, dos para Piastri).
Las victorias de etapa serán catorce en el mundial que concluyó hace pocas semanas, con el doble título y la consagración de McLaren como equipo de referencia. Un camino hecho de rendimiento, pero también de ética de equipo que prevaleció sobre la opinión común de que sin un primer y segundo piloto, el campeonato de pilotos no llegaría.
Tenían razón ellos, Brown y Stella, en su primera experiencia en sus respectivos roles, pero guiados por su propia y firme visión. Llegaron los resultados en pista y, con ellos, también los financieros. Hoy McLaren ha pasado de 30 millones en patrocinios en 2017 a 300 millones, volviendo a ser una realidad sólida en la Fórmula 1 y pudiendo planificar un futuro que se presenta extremadamente exigente, pero con todo lo necesario para aspirar a mantenerse en la cima.
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Foto di: Zak Mauger / LAT Images via Getty Images
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