La gran pregunta de Sainz y Albon para 2026: ¿seré un piloto eficiente? #F1 #FVDigital

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La temporada 2025 ya llegó a su fin hace algunas semanas y en todos los equipos, como Williams la cabeza ya está en otro sitio. En 2026. En ese punto difuso del calendario donde todo vuelve a empezar, donde no hay certezas y donde, por una vez, nadie puede mirar de reojo al vecino para copiar respuestas.

Queda poco más de un mes de descanso antes de que los equipos vuelvan al trabajo con los primeros test privados —ya sin la prensa en Barcelona— y el nuevo reglamento empieza a dejar de ser teoría. Pero por ahora, todo es intuición, simulador y muchas preguntas sin respuesta.

Carlos Sainz y Alex Albon, protagonistas del último Team Torque del canal oficial de Williams en YouTube, lo resumen con una mezcla perfecta de sensaciones: entusiasmo… y algo más.

“Es una emoción con tensión”, admite Sainz. O como lo define Albon, una excited tension que atraviesa a todo el paddock.

Una incógnita llamada 2026

Williams llega a este cambio de era con motivos para creer. El equipo de Grove ha sido la gran revelación de 2025: quintos en el Mundial de Constructores, mejores del resto y, en ciertos momentos, incluso en condiciones de mirar de tú a tú a Ferrari o Mercedes cuando alguno de los grandes flaqueaba.

Y todo eso siendo, paradójicamente, el equipo que menos evoluciones ha introducido durante el año. Un dato que en Grove leen como fortaleza, no como debilidad. Pero 2026 es otra historia. Nuevo coche, nueva filosofía, nueva forma de conducir.

“Obviamente no tengo dudas de que me adaptaré, pero ya estoy pensando qué partes de mi estilo de pilotaje van a encajar con el coche del año que viene y cuáles voy a tener que trabajar”, explica Sainz.

“Cada vez que me subo al simulador estoy pensando: ¿dónde voy a ser fuerte?, ¿dónde voy a ser débil?”.

No es miedo. Es respeto. Porque nadie ha puesto todavía ese coche en pista.

La eficiencia, el gran interrogante

Si hay una palabra que se repite en la conversación entre ambos pilotos es eficiencia. El concepto que puede marcar diferencias cuando todo lo demás todavía es un misterio.

“No es un año normal”, apunta Albon. “No es solo el pilotaje. También está la eficiencia de cómo conduces, y nadie sabe todavía si su estilo natural va a funcionar mejor o peor”.

Sainz va más allá y se hace la pregunta que muchos pilotos evitan verbalizar: “¿Voy a ser un piloto naturalmente eficiente o voy a tener que pensar fuera de la caja para serlo?”.

La comparación aparece pronto. La Fórmula E como espejo imperfecto, pero revelador.

“Hay pilotos que llegan a la Fórmula E y son rápidos de forma natural. Y otros, igual de talentosos, que no lo son porque no son eficientes”, reflexiona el madrileño. “La F1 no va a ser Fórmula E, pero estará en un punto intermedio entre la F1 actual y aquello”.

Carlos Sainz, Williams

Foto de: Kym Illman / Getty Images

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Un reto mental, no solo técnico

Para Albon, el gran desafío no será solo adaptar el pie derecho, sino la cabeza. “Será un juego mental”, asegura. “Ni siquiera sabemos aún qué hace eficiente a un piloto. Eso no lo sabremos hasta que conduzcamos el coche de verdad”.

Ahí es donde ambos ven una de las posibles ventajas de Williams en 2026: la alineación.

Así trabajaron durante 2025:

“Creo que nos vamos a complementar bien”, apunta Sainz.

Albon coincide: “Espero que nuestra experiencia y la forma en la que trabajamos juntos sea clave, especialmente al inicio, cuando nadie entiende el coche”. Incluso en el peor de los escenarios, el británico ve margen para crecer: “Puede que el coche no empiece donde queremos, pero confío en que podamos desarrollarlo mejor que otros equipos”.

Ilusión contenida en Grove

Se habla —como cada cambio de ciclo— de que el motor Mercedes puede marcar diferencias. Williams lo montará. Pero también eso forma parte del ruido previo. “¿De dónde salen esos rumores?”, se preguntan algunos dentro del paddock. Nadie lo sabe. Y quizá nadie lo sepa hasta demasiado tarde.

Por ahora, lo único claro es que 2026 no premiará solo al más rápido, sino al más inteligente, al más disciplinado y al que mejor entienda un coche que todavía no existe. Y en Williams, después de un 2025 que ha devuelto la sonrisa al equipo, la ilusión convive con una tensión nueva. La buena. La de saber que puede pasar cualquier cosa.

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