¿Quién sospecharía de un objeto tan cotidiano como una tabla de cortar? El gastroenterólogo Dr. Saurabh Sethi, formado en Harvard y muy seguido en redes, ha señalado un riesgo que no siempre se ve a simple vista. Su aviso no busca sembrar pánico, sino invitar a mirar el desgaste con otros ojos. Entender qué ocurre, cuándo preocuparse y qué usar en su lugar puede cambiar la rutina sin complicarla.

La tabla de cortar de plástico, el utensilio señalado como el más preocupante
La tabla de cortar de plástico destaca por una razón simple: se usa casi a diario y recibe cortes directos del cuchillo. Con el tiempo, esa superficie se llena de marcas, se vuelve áspera y empieza a degradarse. Según Sethi, ese desgaste puede favorecer la liberación de microplásticos hacia los alimentos, partículas que luego se ingieren y pueden quedarse en el organismo.
Qué son los microplásticos y cómo pueden acabar en la comida
Los microplásticos son fragmentos muy pequeños de plástico, a veces invisibles. En una tabla, el mecanismo es fácil de imaginar: cada pasada del cuchillo crea surcos, y en esos surcos se desprenden partículas minúsculas. Esas partículas se pegan con más facilidad a ingredientes húmedos o grasos, como carnes, pescados, quesos o salsas, y terminan en el plato.
Hay señales que elevan la preocupación: una tabla muy rayada, blanquecina, con textura rugosa, con olor que no se va o con manchas que resisten el lavado. Cuando aparecen grietas, el problema se duplica, porque también se quedan restos de comida.
Qué efectos se sospechan y por qué preocupa a la ciencia
La investigación sobre microplásticos está en marcha, y el lenguaje debe ser prudente. Aun así, la comunidad científica observa asociaciones que inquietan: inflamación crónica, alteraciones del sistema inmune y posibles efectos en la respiración. También se estudian vínculos con ciertos cánceres, como el de vejiga, sin que eso signifique una prueba directa en cada caso.
Otra línea de trabajo analiza si los microplásticos podrían influir en la resistencia a antibióticos, al facilitar cambios en microbios y respuestas del organismo. No es un veredicto final, pero sí un motivo razonable para reducir la exposición.
Cuándo tirar una tabla de plástico y cómo reducir el riesgo si se sigue usando
Una tabla de plástico pide relevo cuando ya tiene surcos profundos, zonas levantadas o un tacto pegajoso. Si retiene olores, si queda “siempre manchada” o si se deforma con el calor, conviene reemplazarla. Si aún se usa, ayuda lavarla justo después, secarla por completo y evitar fuentes de calor que aceleren el deterioro. También reduce riesgos separar una tabla para crudos y otra para alimentos listos para comer.

Errores comunes que empeoran el problema
El lavavajillas muy caliente puede deformar algunas tablas y abrir más el material. Los cuchillos muy dentados tienden a arrancar más superficie. Y seguir usando tablas con grietas profundas crea escondites para restos y bacterias, justo donde el cepillo no llega bien.
Alternativas más seguras y cómo cuidarlas para que duren
Sethi recomienda opciones más “naturales”, como madera o bambú, que suelen envejecer mejor si se cuidan. El vidrio no suelta plástico y se limpia fácil, aunque puede desafilar el cuchillo con el uso. En cualquier caso, lo importante es elegir una superficie estable, fácil de lavar y que no se deshaga con la rutina.
Cómo limpiar y desinfectar una tabla de madera sin complicarse
Una tabla de madera se mantiene bien con gestos simples: frotar con sal gruesa y limón ayuda a arrastrar olores y suciedad; el vinagre de sidra desodoriza sin perfumar en exceso. Para manchas duras, puede usarse peróxido de hidrógeno con moderación y buen aclarado. El lavavajillas suele dañar la madera; secar bien al final evita olores, y un lijado suave renueva la superficie.
Otros avisos del gastroenterólogo para una cocina con menos tóxicos
El mismo especialista también pide atención a las sartenes antiadherentes viejas o rayadas, porque el daño del recubrimiento puede favorecer el desprendimiento de partículas y la exposición a compuestos no deseados. En cocinas prácticas, un cambio habitual es pasar a acero inoxidable o hierro fundido, que resisten mejor el uso. Sethi también menciona las velas aromáticas, ya que algunas pueden contener ftalatos o parafina y liberar humo al arder. Una opción es elegir velas de cera más limpia y ventilar bien la estancia mientras se usan.
El cambio más útil es revisar hoy el estado de la tabla. Si está muy marcada, reemplazarla reduce una fuente diaria de microplásticos. Una tabla de madera bien cuidada puede durar años. Y una antiadherente rayada merece el mismo criterio: si está dañada, conviene retirarla.



