Ray Kerrison, quien cubrió cada rincón del hipismo para The New York Post desde 1977 hasta 2013, ha sido seleccionado para el ‘Joe Hirsch Media Honor Roll’ del Salón de la Fama Nacional de Carreras. Junto a él, también serán honrados el escritor de turf Edward L. Bowen y el fotógrafo Charles C.C. Cook.
Kerrison, quien prometió ‘proteger al apostador de $2’, falleció en 2022 a los 92 años. Fue uno de los reporteros más respetados del deporte, capturando tanto la emoción de las carreras de pura sangre como su lado oscuro.

Considerado el experto de referencia durante la ‘edad de oro’ del hipismo, asistió a 32 ediciones del Kentucky Derby. Presenció el épico duelo entre Affirmed y Alydar en la recta final del Belmont Stakes de 1978. Estuvo presente cuando Seattle Slew ganó la Triple Corona y, 37 años después, cuando American Pharoah rompió una sequía que parecía eterna.
También cubrió momentos históricos como la sorpresa de Coastal sobre Spectacular Bid, la lesión de Charismatic en el Belmont, la retirada de Big Brown y la victoria de Victory Gallop sobre Real Quiet.
Kerrison siguió la carrera de entrenadores icónicos como Bob Baffert y D. Wayne Lukas desde sus inicios, y observó a grandes jinetes como Angel Cordero, Jorge Velazquez, Bill Shoemaker, Jerry Bailey, Laffit Pincay Jr., Steve Cauthen, Pat Day, Braulio Baeza y Eddie Maple celebrar sus triunfos.
Además, estuvo presente en el Campeonato inaugural de la Breeders’ Cup en 1984 y en muchas ediciones posteriores.
Pero Kerrison también arrojó luz sobre el lado oscuro del ‘Deporte de Reyes’. Incomodó a colegas y a la industria cuando, en su primer año en The Post, descubrió un escándalo en Belmont Park: el caballo Cinzano, un ganador de stakes, corrió bajo la identidad de Lebon, un claimer de bajo rendimiento, y ganó con pagos de 57-1. Este hecho contrastaba con la actitud de muchos columnistas de la época, que actuaban más como agentes de prensa.
Por este trabajo de investigación, Kerrison fue nominado al Premio Pulitzer.
Patrick Kerrison, hijo de Ray, lo resumió así: ‘No era de los que se rendían. Los apostadores lo adoraban porque los respaldaba. Tenía una confianza tranquila y una determinación implacable para encontrar la verdad, descubrirla y asegurarse de que el apostador tuviera una oportunidad justa’.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


