Los enfrentamientos armados entre las fuerzas de Tailandia y Camboya continúan este sábado a lo largo de varios puntos de su frontera común, a pesar del anuncio realizado el viernes por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un acuerdo inmediato para detener los disparos entre ambos países.
Bangkok y Nom Pen se han acusado mutuamente de incumplir el compromiso, denunciando el uso de cohetes, aeronaves militares y ataques a zonas fronterizas. La violencia ha intensificado la crisis humanitaria en la región, elevando a más de medio millón el número de desplazados desde que estallaron los combates el pasado domingo en la línea divisoria de unos 820 kilómetros.
Trump informó a través de su red Truth Social que los primeros ministros de Tailandia y Camboya, Anutin Charnvirakul y Hun Manet, habían acordado retomar el pacto de paz firmado en octubre en Kuala Lumpur, mediación en la que el mandatario estadounidense tuvo un papel clave. El anuncio se produjo tras conversaciones directas con ambos líderes ante el recrudecimiento del conflicto, que deja hasta ahora al menos 26 muertos y más de 200 heridos en los dos bandos.
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Sin embargo, el primer ministro tailandés afirmó este sábado que su país mantendrá las operaciones militares mientras persistan las amenazas procedentes de Camboya. Anutin acusó a Nom Pen de violar el acuerdo al presuntamente colocar nuevas minas antipersonales en zonas fronterizas y exigió el retiro de tropas y explosivos como condición previa para cesar el fuego.
«Tailandia no busca apropiarse de ningún territorio, pero primero deben detener todas las acciones hostiles», declaró el gobernante ante la prensa, subrayando que el cumplimiento del acuerdo debe ser verificable ante la comunidad internacional.
Desde Camboya, las autoridades denunciaron que las fuerzas tailandesas ampliaron sus ataques hacia la provincia de Koh Kong, en el suroeste del país, provocando el desplazamiento de cientos de civiles que huyeron en busca de refugio, escenas que han circulado ampliamente en redes sociales.
El Ministerio de Defensa camboyano aseguró que, tras el anuncio del alto el fuego, Tailandia ha empleado aviones de combate, atacado puentes y dañado infraestructura civil, además de disparar contra poblaciones cercanas a la frontera.
El conflicto se enmarca en una histórica disputa territorial entre ambos países por zonas fronterizas delimitadas en 1907, durante el periodo en que Camboya formaba parte de la Indochina francesa. Trump ya había intervenido como mediador en julio pasado, cuando varios días de choques armados dejaron cerca de 50 fallecidos, logrando entonces una tregua tras advertencias de posibles represalias comerciales.