#Salud: Las 5 razas de perros que suelen enfermarse mucho

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Bulldog francés: el encanto braquicéfalo que necesita muchos cuidados

El bulldog francés conquista por su carácter dulce y sociable, aunque su cara chata lo convierte en un perro frágil. Sufre con frecuencia el síndrome braquicefálico, con dificultad para respirar, ronquidos intensos, fatiga al caminar pocos metros y riesgo claro de golpe de calor. A esto se suman problemas de ojos, como conjuntivitis recurrente, y trastornos músculo esqueléticos, entre ellos displasia de cadera y alteraciones de la columna. Todo ello se traduce en muchas visitas al veterinario, pruebas de imagen y tratamientos continuados, por lo que un seguro que cubra consultas ilimitadas puede marcar la diferencia.

Bóxer: una raza activa con alto riesgo de tumores

El bóxer es un perro muy enérgico y cariñoso, ideal para familias activas, pero con un historial médico complejo. Presenta una gran predisposición a tumores, sobre todo mastocitomas en la piel y linfomas, además de problemas de corazón como estenosis aórtica y cardiomiopatías. También aparecen con cierta frecuencia hipotiroidismo, torsión gástrica y displasia de cadera, que comprometen su calidad de vida si no se detectan a tiempo. Por eso se recomienda un control veterinario periódico, con revisiones de piel, auscultación cardiaca y seguimiento de cualquier bulto o cambio de comportamiento.

Caniche: otitis, problemas de piel y ojos delicados

El caniche es conocido por su inteligencia y por soltar poco pelo, pero su salud no está libre de complicaciones. Sus orejas caídas y con abundante pelo favorecen la otitis crónica, por lo que la higiene auditiva y el secado cuidadoso tras el baño son esenciales para evitar infecciones dolorosas. También son frecuentes las cataratas, el glaucoma y otras enfermedades oculares que pueden acabar en pérdida de visión si se descuidan. En la piel son habituales el pioderma de origen bacteriano y las alergias con picor e hinchazón, lo que hace muy recomendable un seguimiento dermatológico y oftalmológico regular.

Bull terrier: cambios de raza y enfermedades hereditarias graves

El bull terrier ha sufrido muchos cambios físicos por cruces planificados y esa selección se relaciona con varios problemas hereditarios. Uno de los más graves es la acrodermatitis letal, una enfermedad genética que provoca lesiones en la piel, retraso en el crecimiento e infecciones respiratorias y digestivas que pueden acabar con la vida del cachorro. También se observan sordera, sarna recurrente y alteraciones de la válvula mitral, que afectan al corazón. En esta raza resulta clave la cría responsable, con pruebas genéticas previas, y los controles veterinarios muy tempranos para detectar cualquier signo anómalo.

Foto Freepik

Chihuahua: perro pequeño con paladar hendido y riesgo de obesidad

El chihuahua se ha vuelto muy popular por su tamaño y carácter vivaz, aunque arrastra varios problemas típicos. El paladar hendido es una alteración relativamente frecuente en cachorros y provoca dificultad para mamar y respirar, por lo que en ocasiones requiere cirugía. También presenta muchos trastornos dentales, con dientes de leche que no caen y acumulación de sarro, lo que favorece el mal aliento y la enfermedad periodontal. Si no se controla la dieta, desarrolla obesidad, que agrava la carga sobre las articulaciones y aumenta el riesgo cardíaco, por ejemplo en perros con problemas de la válvula mitral, de modo que resulta básica la supervisión veterinaria y la educación en una buena alimentación.

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Por qué estas razas necesitan prevención, revisiones y, a veces, un seguro

Todas estas razas comparten algo en común: una fuerte predisposición genética a ciertas enfermedades que se traduce en más pruebas, tratamientos y revisiones veterinarias periódicas a lo largo de su vida. La prevención, con higiene adecuada, control del peso, ejercicio adaptado y chequeos regulares, ayuda a reducir complicaciones y a detectar antes cualquier cambio sospechoso. En muchos hogares, el coste acumulado de consultas y tratamientos supone un reto, por lo que un seguro de mascotas, como el de Caser con consultas ilimitadas, vacuna de la rabia anual y descuentos en pruebas, se vuelve una herramienta práctica para cuidar mejor al animal sin que el bolsillo sufra tanto.

Observar el día a día del perro, respetar las citas con el veterinario y valorar si por su raza necesita un extra de cuidados y protección económica es una forma sencilla de devolverle todo el cariño que ofrece.

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