#Salud: Esta es la sorprendente razón por la que no deberías quitarte las cutículas de las uñas

0
108


Muchas personas creen que una manicura perfecta requiere retirar la cutícula hasta que no se vea nada. A simple vista, las uñas parecen más “limpias”, pero esta práctica tiene un coste oculto. Los dermatólogos y expertos en uñas insisten en que la cutícula no es un adorno, sino un tejido esencial para la salud de la uña. Respetarla es la diferencia entre unas manos bonitas hoy y unas uñas sanas a largo plazo.

¿Qué es realmente la cutícula y por qué es tan importante?

La cutícula es esa fina franja de piel que se ve en la base de la uña. No es suciedad ni piel sobrante. Su función es sellar la unión entre la uña y la piel del dedo para que nada se cuele por ese espacio.

Debajo de esa zona está la matriz ungueal, la parte que fabrica la uña nueva. Si esta área se irrita o se infecta, la uña puede cambiar para siempre. Por eso los especialistas la consideran una pequeña puerta de entrada que debe permanecer cerrada y bien cuidada.

La cutícula como escudo natural contra bacterias y hongos

La imagen más clara es pensar en la cutícula como un escudo flexible. Cuando está íntegra, crea una barrera frente al agua sucia, los productos de limpieza, el sudor y los microbios del día a día. En manicuras agresivas, limas potentes y esmaltes fuertes, ese escudo también amortigua el impacto. Si se arranca o se corta demasiado, la piel se abre, se inflama y las bacterias y hongos lo tienen mucho más fácil para entrar y causar infecciones dolorosas.

La sorprendente razón por la que no deberías cortar ni arrancar tus cutículas

La verdadera razón no tiene que ver con estética, sino con salud. Retirar la cutícula aumenta el riesgo de infecciones alrededor de la uña y de daño interno en la zona que la hace crecer. Por fuera, la manicura puede parecer impecable, pero por dentro la base de la uña queda expuesta y vulnerable.

Cuando esta agresión se repite, la piel se vuelve más seca, aparecen pequeñas grietas y la cutícula “crece” desordenada. Muchas personas interpretan ese aspecto como suciedad acumulada y vuelven a cortar más, lo que alimenta un círculo vicioso de irritación y daño.

Riesgos reales: uñeros, dolor, deformaciones y uñas más frágiles

El problema más frecuente es la paroniquia, conocida como uñero. Se trata de una inflamación intensa alrededor de la uña con enrojecimiento, hinchazón, calor local y, en ocasiones, pus. Tareas tan simples como abrochar un botón o lavar los platos pueden volverse muy dolorosas.

Cortar en exceso o morder la piel del contorno también favorece padrastros, pequeñas heridas abiertas y una mayor entrada de gérmenes. Si la agresión alcanza a la matriz ungueal, la uña puede empezar a crecer ondulada, con zonas blancas, engrosada o quebradiza, algo que suele tardar meses en corregirse, cuando llega a corregirse.

Te podría interesar:
Foto Freepik

¿Por qué las manicuras agresivas dañan más de lo que ayudan?

En muchas mesas de manicura siguen siendo habituales tijeras muy afiladas, alicates que entran “hasta el fondo”, limas eléctricas cerca de la cutícula y productos muy fuertes para retirar esmaltes. El resultado el mismo día parece impecable, pero a los pocos días aparecen resequedad, tirantez, pequeñas grietas y molestias al presionar la base de la uña.

Dermatólogos y podólogos recuerdan que la manicura debería ser un cuidado, no una agresión. Cada corte profundo, cada sesión de limado cerca de la cutícula y cada retirada brusca de esmalte semipermanente se va sumando como un daño acumulado en la piel y en la uña.

¿Cómo cuidar las cutículas sin quitarlas: rutina simple y segura?

Cuidar la cutícula sin eliminarla es posible y ofrece un aspecto ordenado y saludable. La base está en la hidratación diaria de manos y contorno de uñas, algo tan sencillo como aplicar una crema rica después de lavarse las manos y antes de dormir.

En casa, muchas personas siguen una rutina suave: remojan unos minutos las manos en agua tibia, secan bien y aplican aceite para cutículas o un aceite natural ligero. Después, con un palito de naranjo, empujan la cutícula muy suavemente, solo lo justo para despegarla de la superficie de la uña sin romperla ni cortarla. El objetivo no es borrar la cutícula, sino mantenerla flexible, fina y cerrada.

Hábitos que conviene evitar si se quiere una uña sana

Hay gestos diarios que parecen pequeños, pero dañan mucho esta zona. Morder la piel del contorno, arrancar padrastros, usar quitaesmaltes muy agresivos o llevar uñas acrílicas y semipermanentes sin descansos deja la cutícula más débil y la uña menos protegida. Cambiar esos hábitos tiene un impacto directo en cómo se ven y se sienten las manos.

¿Le resultó útil este artículo?



Source link