
Un bebé foca entró recientemente en un bar de cervezas artesanales en la localidad de Richmond, en la isla sur de Nueva Zelanda, dando una adorable sorpresa a los gerentes del local.

“Todo el mundo estaba en shock”, explicó la copropietaria del negocio, Bella Evans, en declaraciones recogidas por The Guardian. “¿Qué hacemos? ¿Qué está pasando?”.
Según el diario británico, los científicos suelen referirse a una “estación tonta” de focas y leones marinos, un período de varios meses al año en el que regularmente aparecen en lugares extraños como casas, campos de golf o carreteras concurridas”.
En un primer momento, un cliente cogió un jersey y trató de sacar al animal por la parte trasera de la tienda, pero la foca entró en un baño y se escondió bajo el lavavajillas, que los dueños desenchufaron rápidamente.
Otro consumidor cogió una cama de perro de casa, y Evans intentó sacar al animal ofreciéndole salmón, hasta que llegaron los agentes del Departamento de Conservación, que ya estaba tras la pista de la foca extraviada tras recibir cuatro llamadas al respecto ese mismo día.
La foca fue liberada en la cercana Isla Rabbit, considerada un lugar seguro por la ausencia de perros. Por otra parte, la portavoz del Departamento de Conservación Helen Otley aclaró que no es inusual que las focas jóvenes aparezcan en lugares inesperados en esta época del año, ya que pueden remontar los ríos y arroyos hasta quince kilómetros tierra adentro.
Los programas de conservación de la fauna en Nueva Zelanda han tenido éxito, logrando un crecimiento notable de las poblaciones de focas y leones marinos. Esto ha tenido el efecto indirecto de propiciar un contacto más estrecho con los humanos.


