Por qué algunos medicamentos son peligrosos si hay hipertensión
Varios fármacos actúan sobre los vasos sanguíneos, los riñones o el equilibrio de líquidos del cuerpo. Algunos hacen que se produzca retención de líquidos, otros estrechan los vasos sanguíneos y otros reducen el efecto de los antihipertensivos. El resultado suele ser una presión más alta y más difícil de controlar. Cuando además existen otros factores de riesgo, como diabetes, tabaquismo o colesterol alto, el impacto sobre el corazón y el cerebro puede ser importante.

5 medicamentos que no debes tomar si eres hipertenso
En la vida diaria se usan muchos productos de venta libre para el dolor, la gripe o la alergia sin pensar en la presión arterial. Una persona con hipertensión necesita otra mirada. Antes de tomar cualquier fármaco nuevo, incluso si no requiere receta, conviene pedir consejo al médico o al farmacéutico. Los grupos siguientes aparecen con frecuencia en botiquines y estanterías de supermercado, por eso es clave identificarlos.
Antiinflamatorios como el ibuprofeno pueden subir la presión
Los antiinflamatorios no esteroideos, llamados AINE, incluyen ibuprofeno, naproxeno o indometacina. Se usan para dolor de cabeza, molestias musculares o cólicos menstruales, pero pueden subir la presión arterial, favorecer la retención de sodio y dañar el riñón. También reducen el efecto de varios antihipertensivos. En muchas guías se sugiere preferir paracetamol, si el médico lo considera seguro, y evitar tomar AINE durante muchos días seguidos sin supervisión.
Descongestionantes para la gripe que estrechan los vasos sanguíneos
Muchos remedios para resfrío y gripe combinan analgésicos con descongestionantes como la pseudoefedrina o la fenilefrina. Estas sustancias “destapan” la nariz porque contraen los vasos sanguíneos, pero esa misma acción puede elevar rápido la presión, provocar palpitaciones y reducir la eficacia del tratamiento antihipertensivo. Una persona con hipertensión debería leer siempre la etiqueta y pedir productos aptos para hipertensos, como soluciones salinas nasales o jarabes sin descongestionante.
Pastillas anticonceptivas y su efecto en la presión arterial
Algunos anticonceptivos orales que contienen estrógenos pueden aumentar la presión en ciertas mujeres. El riesgo es mayor en mayores de 35 años, con sobrepeso, fumadoras o con antecedentes de hipertensión en el embarazo. Antes de iniciar la píldora se recomienda medir la presión y seguir controles regulares durante su uso. El ginecólogo puede valorar métodos sin hormonas o con solo progestágeno, según la historia clínica de cada paciente.

Corticosteroides que causan retención de líquidos y sodio
Medicamentos como la prednisona y otros corticoides se indican para alergias fuertes, asma, brotes de enfermedades autoinmunes o inflamaciones intensas. Cuando se usan en dosis altas o durante mucho tiempo, favorecen la retención de líquidos, el aumento de peso y la subida de la presión. No se deben suspender por cuenta propia, porque un corte brusco puede ser peligroso. Lo correcto es hablar con el médico para ajustar la dosis y controlar la presión de forma más estrecha.
Drogas estimulantes como cocaína y anfetaminas
Las drogas estimulantes, entre ellas cocaína, anfetaminas o algunas sustancias de fiesta, producen subidas bruscas de presión, taquicardia, arritmias y riesgo alto de infarto o derrame cerebral. En una persona hipertensa el peligro se multiplica, sobre todo si se combinan con alcohol, energizantes o ciertos medicamentos recetados. El mensaje de los especialistas es claro, no hay un consumo “seguro” de estos estimulantes para el sistema cardiovascular.
Cómo hablar con el médico sobre medicamentos si se tiene hipertensión
La persona con hipertensión gana mucho si mantiene un registro simple de todo lo que toma, incluidos suplementos, plantas medicinales y productos de venta libre. En cada consulta conviene mostrar esa lista, preguntar antes de empezar algo nuevo y aclarar dudas sobre posibles interacciones. Leer las etiquetas, buscar advertencias sobre presión arterial y recordar que la clave es no automedicarse. Ante la mínima duda, lo más prudente es consultar siempre al profesional de salud.
Cuidar lo que se toma es tan importante como elegir bien los alimentos o hacer ejercicio. Varios medicamentos muy usados pueden complicar el control de la presión y aumentar el riesgo de eventos cardiovasculares, sobre todo si se consumen sin guía. Una persona hipertensa que revisa sus fármacos, pregunta cuando algo no le queda claro y mantiene controles regulares de presión da un paso firme para proteger su corazón y su bienestar a largo plazo.



