Siempre iba a ser extremadamente difícil para Joe Schoen pararse detrás de un atril y proyectar que aún es la persona idónea para el cargo. Las pruebas en su contra son abrumadoras y los argumentos para mantenerlo en el puesto se sustentan excesivamente en la fe, la esperanza y algunos destellos aislados de luz en medio de la oscuridad.
Su discurso anual sobre el estado de los Giants, durante la semana de descanso, llegó en el peor momento posible: muy avanzada una temporada que ya estaba sentenciada cuando el clima era más cálido que este equipo, convertido en un frío cadáver. El balance era desolador tras la más dolorosa de siete derrotas consecutivas, en una campaña plagada de recordatorios semanales de que los Giants, en una liga donde todo puede suceder, son insoportablemente constantes en su incapacidad para superar al rival en el marcador.
Así, al acosado gerente general le quedaba poco que decir sobre un récord de 2-11 que nadie podía digerir sin un gesto de repulsa. El entrenador en jefe, Brian Daboll, y el coordinador defensivo, Shane Bowen, ya han sido destituidos. Schoen permanece en su puesto, con el encargo de los copropietarios John Mara y Steve Tisch de liderar la búsqueda del próximo head coach.
«Tengo confianza en nuestro proceso y en nuestra capacidad para encontrar al próximo entrenador que lidere la organización», afirmó Schoen el martes. «Sé que vamos a acertar».
**REDACCIÓN FV MEDIOS**