@abrilpenaabreu
Al fin hubo cambios en el transporte masivo en República Dominicana.
Lo lamentable es que —como casi siempre pasa aquí— tuvo que ocurrir una metida de pata mayúscula para que se moviera el dominó. Es el mismo patrón de siempre: funcionarios protegidos, compañeros de partido blindados, aliados intocables… hasta que el error es tan grande que ya no hay forma de maquillarlo, entendemos que esto inicia una costumbre nueva, una que no permita los yerros sobre todo cuando estos cuestan confianza y dinero, el Presidente dio un paso en la vía correcta.
Lo de la OPRET no era nuevo. Era viejo, muy viejo, las fallas del metro llevaban años siendo motivo de memes y de indignación ciudadana. Y aun así, todo seguía igual. Si algo hay que agradecer —dentro de lo absurdo— es que, pese al caos de las últimas semanas, no estamos lamentando vidas humanas.
Ahora bien: la designación de Jhael Isa Taveras al frente de la OPRET abre una nueva era. Una era que viene cargadas de expectativas, sí… pero también con ruido. Porque no solo dirigirá la OPRET: también seguirá al frente del FITRAM. Y para algunos, ese doble sombrero puede ser un problema.
Sin embargo, miremos el otro lado: tener el control integral del sistema podría, por fin, ordenar la casa. Si esto se gestiona con transparencia, rigor técnico y una comunicación coherente —algo que ha brillado por su ausencia en el caso del destituido- puede que estemos ante el inicio de una etapa más seria, más profesional y más alineada con la magnitud del sistema de transporte que este país merece.
Por ahora toca lo más difícil: dar un voto de confianza sin dejar de exigir cuentas. Porque la confianza no es un cheque en blanco; es un contrato que se renueva con resultados.