La Iglesia Católica dominicana ya no mete miedo…

0
68


La bomba que lanzó el arzobispo Francisco Ozoria con su carta de despedida no solo sacudió los pasillos de la Catedral. Sacudió el mito del poder eclesiástico en la República Dominicana.

Porque vamos a decirlo claro y sin sotana: La Iglesia Católica en el país ha perdido poder, influencia y —lo más grave— control interno.

La carta de Ozoria, donde admite que el Vaticano lo removió por “mala administración”, no es una simple anécdota institucional: es el reconocimiento formal de una crisis larga, profunda y muy mal manejada.

Y no se trata solo de su salida. Desde hace años se venía comentando que su liderazgo estaba debilitado, rodeado de rumores, cuestionamientos y hasta señalamientos incómodos sobre su círculo familiar. Todo eso llegó, como él mismo admite, hasta Roma.

Pero lo que antes se resolvía “puertas adentro” con discreción clerical, ahora se ventila públicamente.

Y ahí está el verdadero mensaje:

Si el arzobispo de Santo Domingo termina destituido por mala administración, algo grande se rompió en el sistema.

Si la propia Iglesia permite que esto se sepa, es porque ya no tiene el blindaje político ni social que tuvo durante décadas.

Te podría interesar:

La verdad es que la Iglesia Católica dominicana ya no define agenda, ya no marca la moral colectiva, ya no influye como antes en las decisiones del poder.

Lo de Ozoria no es un caso aislado. Es un síntoma. Un síntoma de que la autoridad moral que alguna vez fue su principal capital hoy está en su nivel más bajo.

Lo que viene ahora es la lucha interna por recomponer una institución que, guste o no, forma parte de la historia del país. Pero una cosa es segura: la próxima figura que asuma Santo Domingo tendrá que ganarse el respeto… porque ya no viene por default.

La Iglesia ya no domina. Ahora compite. Y la carta de Ozoria es la prueba firmada y sellada.







Source link