Santo Domingo.- El apagón nacional registrado este martes volvió a plantear una pregunta recurrente: ¿por qué todavía se va la luz en República Dominicana?
La falla que dejó sin energía a casi todo el país se originó en la subestación de San Pedro de Macorís. Una avería en ese punto clave del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) provocó una reacción en cadena: al desconectarse esa línea, otras plantas se apagaron automáticamente como medida de protección para evitar daños mayores.
Aunque esta respuesta técnica explica el apagón del martes, también expone una de las principales debilidades del sistema: la transmisión. En un modelo interconectado, cuando una pieza falla, todo se resiente.
Los cortes diarios que afectan a miles de dominicanos tienen raíces más profundas. Reportes recientes señalan deficiencias en planificación, retrasos en licitaciones y falta de sanciones a empresas que incumplen con sus compromisos. Además, el crecimiento del consumo eléctrico no siempre va de la mano con el fortalecimiento de las redes de distribución.
Expertos advierten que, aunque la capacidad de generación es suficiente en condiciones normales, la realidad es que el sistema rara vez opera en condiciones normales. Mantenimientos, averías, líneas fuera de servicio y altas temperaturas hacen que el sistema trabaje al límite, generando cortes constantes en varios puntos del país.
En siete décadas de reformas, la nación ha probado distintas fórmulas, pero los problemas de pérdidas, costos e inversión siguen sin resolverse del todo. Las autoridades reconocen la necesidad de acelerar obras, reforzar la transmisión y aplicar penalidades efectivas a los incumplimientos para evitar que episodios como el apagón nacional se repitan.
Mientras tanto, los dominicanos continúan entre velas y plantas eléctricas, esperando que un día la promesa de un servicio estable deje de ser solo eso: una promesa.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**