REDACCIÓN.- Cada primer jueves de noviembre de cada año se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el Ciberacoso.
Con esto, se busca acabar de una vez por todas con un tipo de violencia, que afecta a la población infantil a nivel mundial y que provoca terribles secuelas psicológicas.
En 2025, el Día Internacional contra la violencia y el acoso escolar se celebra el 6 de noviembre bajo el lema «Seguridad en la pantalla: Aprender a estar seguros en la era digital», destacando la necesidad de proteger a los estudiantes frente a la violencia en línea y la facilitada por la tecnología.
Con el auge de la inteligencia artificial y las redes digitales, el ciberacoso y la violencia de género en internet afectan especialmente a niñas, jóvenes, minorías y migrantes, mientras que solo el 16% de los países cuenta con leyes educativas contra el ciberacoso.
La UNESCO subraya que la educación es la primera línea de defensa y que las aulas seguras deben extenderse también al entorno digital.
Como parte de las conmemoraciones, la organización celebrará el 25 de noviembre el simposio «Conectados, protegidos y empoderados: Acabar con la violencia en línea y facilitada por la tecnología».
Imagina un mundo donde las escuelas son lugares seguros y solidarios para todos, estudiantes y profesores por igual. Lamentablemente, no siempre es así. La violencia y el acoso escolar afectan a muchas personas y tienen un impacto preocupante en la salud mental y el aprendizaje.
En 2023, el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar se enfocaba en los fuertes lazos entre la violencia escolar y la salud mental bajo el lema «No hay lugar para el miedo: poner fin a la violencia escolar para mejorar la salud mental y el aprendizaje».
La preocupación por la salud mental de los estudiantes ha crecido en todo el mundo, especialmente después de la pandemia de COVID-19, que afectó duramente a los estudiantes.
La violencia, el acoso y la discriminación en la escuela pueden dañar la salud mental de los estudiantes y obstaculizar su aprendizaje.
Por otro lado, cuando los estudiantes se sienten seguros, tienen un mejor rendimiento en la educación y gozan de una mejor salud mental.
Es esencial detener la violencia y promover la salud mental en las escuelas para asegurar que los estudiantes puedan aprender y prosperar en entornos seguros y solidarios.


