Abril Peña cuestiona propuesta de Omar Fernández sobre subsidios sociales

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Fui de las primeras en aplaudir las declaraciones del senador Omar Fernández al poner sobre la mesa la necesidad de restablecer la indexación salarial. La clase media en República Dominicana es una de las más golpeadas: no recibe beneficios y lo poco que debería percibir por ley ha sido ignorado por todos los partidos políticos.

Sin embargo, pasé por alto un detalle que visibilizó Yayo Sanz Lovatón en sus redes sociales. Entre las posibles soluciones que mencionó el senador, se desliza una vieja costumbre de nuestra política económica: vestir un santo desvistiendo otro. En este caso, los subsidios sociales.

Todo se puede revisar, cuestionar o reestructurar: desde las exenciones fiscales a un empresariado que ha levantado su fortuna con facilidades del Estado y empleos mal pagados, hasta la calidad del gasto público, los nombramientos graciosos, la evasión tributaria y la informalidad.

Pero tocar los subsidios sociales, que apenas mitigan la desigualdad que las malas políticas generan, sería un error de cálculo político y humano. Las elecciones del 2020 demostraron que cuando la gente dice basta, no hay ayuda, sueldo o pica pollo que valga.

Falta gente aún en Súperate, Bono Gas, Bono Luz, 14/24 y otros programas sociales que durante los últimos 25 años han tejido un frágil sistema de políticas sociales. Estos recursos no podrán cubrir del todo las inequidades de un país que aún no logra garantizar iguales condiciones para todos.

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Esos pesos tal vez no signifiquen mucho para algunos, pero para otros son la diferencia entre la vida y la muerte. Al crear políticas públicas —y sobre todo al hacer oposición— hay que recordar que los números en papel pueden parecer fríos, pero en los bolsillos pueden ser un camino directo al cielo o al infierno.

Con los subsidios sociales no, Omar.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**