Charles Leclerc, segundo en la bandera a cuadros de Ciudad de México, dio confianza a Ferrari. La Scuderia sumó el séptimo podio de la temporada del monegasco y recuperó el segundo puesto en el campeonato de Constructores, un punto por delante de Mercedes. La expedición a la altura nos mostró una SF-25 capaz de brillar, devolviendo mordiente a un equipo que antes de Austin parecía derretirse como nieve al sol.
El voto de confianza del presidente John Elkann a Fred Vasseur y, en general, al equipo, ha reducido la tensión dentro de la Gestión Deportiva, aportando más claridad en las decisiones, más racionales y menos emocionales.
Si dejamos de lado los 30 segundos que Leclerc tuvo que ceder ante la imparable McLaren del ganador Lando Norris, descubrimos una roja que compitió con pleno mérito con la Red Bull Racing de Max Verstappen, tercera a solo siete décimas. Cierto, hay quienes dicen que el cuatro veces campeón del mundo habría completado el adelantamiento a Charles sin la Virtual Safety Car, discutiblemente activada por la parada de Carlos Sainz con su Williams ya en una posición segura, pero la clasificación habla por sí sola.

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Ferrari en México terminó por delante de la RB21 del holandés, que en las últimas seis carreras había sumado tres victorias, dos segundos puestos y un tercero, recuperando 70 puntos sobre el líder del mundial en ese mismo periodo. Esto indica que, tal vez, el monoplaza de Milton Keynes sufrió una ligera caída en su sensacional ritmo tras la introducción del último paquete de actualización (nuevas modificaciones al fondo) en un circuito sin agarre y con aire muy enrarecido.
Vasseur puede estar satisfecho porque Red Bull y, sobre todo, Mercedes terminaron detrás… “Últimamente hemos dado un paso adelante al lograr poner todo junto durante el fin de semana. No hay la sensación, como en Bakú o Singapur, de haber dejado algo sobre la mesa de lo que arrepentirse. Incluso en esas citas el coche no era malo, pero no habíamos sacado el máximo.”
Y aquí está el punto. Los últimos GP están dando la razón al manager francés (y a Lewis Hamilton) que siempre defendió la necesidad de combinar todo con una buena ejecución. La SF-25 es la única entre los monoplazas top que no ha ganado una carrera. Por los números: McLaren 13, Red Bull 5 y Mercedes 2.
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¿Pero reflejan estos números el valor real? En el debriefing surgieron algunos elementos interesantes. El segundo puesto de Charles fue el reflejo de una carrera muy consistente del monegasco, sin errores, que le permitió cerrar por delante de Verstappen. ¿Realmente la Scuderia sacó todo su potencial?
Al comparar con los datos de las simulaciones previas a la carrera y las del trabajo nocturno entre viernes y sábado, surge la duda de que el equipo pudo haber dejado algo en el segundo stint de carrera, cuando Leclerc, en la vuelta 31, pasó del tren de blandos con el que inició la carrera a los medios. Analizamos esto con la Red Bull de Max que, en cambio, comenzó con los amarillos y en la vuelta 37 pasó a los blandos en un intento de alcanzar un segundo puesto sin estropear su ritmo previo.
La habilidad de Charles y la ayuda del VSC impidieron que Verstappen lograra su objetivo, pero si analizamos con detalle la carrera, podemos ver que, en realidad, Ferrari incluso podría haber hecho mejor, dejando a la RB21 más atrás.
En el long run del viernes con los amarillos, Leclerc completó 14 vueltas con un tiempo medio de 1’22”290, claramente mejor que la simulación de Max, que cubrió 10 vueltas a un ritmo de 1’22”728. En resumen, medio segundo a favor de la roja. Prometedor.
En clasificación, Leclerc coloca la SF-25 en segunda posición, superando al holandés, quinto a 122 milésimas.
Al inicio, Charles es segundo con los rojos, mientras Max, tras algunos desvíos por la hierba, es quinto con los medios. El ferrarista, con el depósito lleno, registra un 1’22”476 en la vuelta 5 y mantiene un ritmo de 1’22” alto. Verstappen marca 1’22”981 en la vuelta 7 y continúa a 1’23” bajo. Como en libres y clasificación, Ferrari es claramente superior, pero la música cambia en el segundo stint, cuando Leclerc pasa a los medios y Verstappen comienza a apretar con los blandos.
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Los monoplazas se van aligerando, por lo que la simulación predecía que la SF-25 podría mantener el ritmo, mientras que se abrió una brecha de rendimiento con la Red Bull que fue más allá del cambio de compuesto. No se nota tanto en el pico (Leclerc registra su vuelta más rápida en la 45ª en 1’21”588, Verstappen baja a 1’21”108 en la 50ª), sino en el ritmo: el ferrarista mantiene 1’22” alto, mientras Max viaja a 1’21” bajo. En ciertos momentos la diferencia llega incluso a un segundo.
¿Qué pasó? La roja en carrera no se adaptó a los medios como se había previsto en los libres del viernes y, sobre todo, en las simulaciones. El calor, con 53 grados en el asfalto al inicio del GP (10 más que en la Q3 del sábado) y las condiciones de grip reducidas, penalizaron el rendimiento de Ferrari, señal de que aún queda un (pequeño) margen de rendimiento por extraer trabajando en la puesta a punto.
Es increíble que, en el vigésimo GP de una temporada de veinticuatro y sin actualizaciones técnicas, la Scuderia siga buscando la mejor ejecución: ni siquiera en Maranello saben con precisión cuánto puede rendir esta SF-25. El trabajo en el setup puede dar resultados sorprendentes y la tendencia es volver a elegir configuraciones muy rígidas.
Faltan cuatro carreras para el final y, aunque nadie hable ya de ello, la ansiedad por la primera victoria parece dormida, aunque las simulaciones de Interlagos vuelven a indicar una Ferrari capaz de brillar, convirtiéndose quizá en un factor disruptivo en la lucha por el campeonato…
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