Tres centros para todo un país: así no se frena la violencia

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En plena emergencia, otro feminicidio. Y otra vez, un agresor reincidente. Decimos que luchamos contra la violencia, pero ¿puede hablarse de “lucha” cuando un país entero solo cuenta con tres centros para intervenir la conducta de los agresores? República Dominicana tiene más de once millones y medio de habitantes, y en el último año se registraron más de sesenta mil denuncias por violencia de género o intrafamiliar. Sin embargo, los llamados Centros de Intervención Conductual para Hombres —encargados de tratar psicológicamente a los agresores para romper el ciclo de violencia— solo existen en Santo Domingo, Santiago y San Juan. Tres… para todo un país. Cada uno puede atender, en promedio, unos cien hombres por mes. Aun si solo el diez por ciento de los casos denunciados necesitara tratamiento, necesitaríamos al menos seis centros. Si fuésemos ambiciosos, once; y si de verdad quisiéramos prevenir, diecisiete. Pero tenemos tres. Tres contra una epidemia nacional. Y eso sin contar el otro muro: el costo. Una consulta psicológica privada ronda los cinco mil pesos y un tratamiento serio requiere semanas, incluso meses. Los seguros no lo cubren. El resultado es claro: buscar ayuda es un lujo de ricos. Entonces, ¿de qué “lucha contra la violencia” hablamos? Luchar no es hacer campañas, ni repartir volantes, ni posar frente a un lazo morado cada noviembre. Luchar es dar seguimiento a los agresores, crear un registro nacional que indique quiénes son y dónde están, y construir centros regionales para que el tratamiento no dependa del código postal. Sin intervención conductual no hay prevención real. La violencia no se disuelve en discursos: se gestiona o se multiplica. Y con solo tres centros, sin seguimiento ni cobertura nacional, no estamos luchando contra la violencia. Estamos improvisando y quienes siguen pagando el precio son las víctimas, sus familias y un país entero que parece haberse acostumbrado a la tragedia. REDACCIÓN FV MEDIOS

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